Primer plano de una persona siendo esposada con esposas de metal.
POLÍTICA

Indignación por la brutal agresión de dos magrebíes a un anciano: ya están en libertad

Lo ocurrido en Cervera (Lérida) reproduce un patrón que se repite en todo el territorio catalán

Lunes 9 de septiembre, Cervera (Lérida), diez y media de la mañana. Dos jóvenes y un hombre de 62 años se enzarzan en una discusión por motivos desconocidos. La bronca sube de tono y los chicos agreden al hombre con un palo abriéndole la cabeza e intentan escapar. 

Los que presenciaron la escena llaman a los Mossos d’Esquadra, que se desplazan hasta el lugar para tomar declaración a la víctima y a los testigos. Gracias a la descripción facilitada los agentes consiguen localizar y detener a los dos agresores. 

Policía detiene a una persona

Y es en este punto donde una simple noticia de sucesos como esta se convierte en el paradigma de la degradación social y del orden público en Cataluña.

Los detenidos resultaron ser dos menores de edad de origen magrebí, viejos conocidos de la policía tanto en el municipio como en sus alrededores. Pese a eso, y a que la policía detuvo a los menores como presuntos autores del brutal ataque, la Fiscalía de Menores ordenó su puesta en libertad a la espera de la citación judicial. Los dos sospechosos habituales ya están en la calle bajo custodia de sus progenitores.

La multirreincidencia, un problema sangrante en Cataluña

El repunte de la delincuencia en Cataluña viene propiciado por diversos factores, y uno de los más sangrantes es el de la multirreincidencia. La permisividad de las leyes actuales ofrece a los delincuentes una sensación de impunidad que fomenta la reincidencia porque sabe que van a acabar en la calle. Pero, ¿por qué sucede eso?

Según el Código Penal actual, delitos como las agresiones o los robos por debajo de los 400 euros son considerados leves. Estas infracciones son castigadas con sanciones económicas y además no suelen acarrear medidas cautelares. Esto hace que cuando los delincuentes son detenidos y llevados ante el juez de instrucción, este acabe decretando su salida en libertad hasta la celebración del juicio.

El sistema favorece un clima de impunidad para estos delincuentes, que siguen cometiendo robos y agresiones aumentando la sensación de inseguridad entre los ciudadanos. La labor de la policía resulta ineficaz porque los infractores no son castigados hasta que hay una sentencia firme. Los procesos judiciales se eternizan, dejando a los delincuentes en la calle para que sigan actuando con impunidad.

Menores extranjeros, un patrón que se repite

El PP y Junts han impulsado en el Congreso de los Diputados una reforma del Código Penal para endurecer las leyes y acabar con la multirreincidencia. 

Junto a la necesidad de un cambio en el código penal se abre otro debate, y es el de la necesidad de mayores controles migratorios. Hay un patrón que se repite en estos casos: según los últimos datos ofrecidos por la Guardia Urbana de Barcelona, el 80% de los delitos son cometidos por menores extranjeros.

Ante eso, se contraponen dos tesis que rigen el debate político en Cataluña sobre la inmigración, el orden público y la multirreincidencia. La izquierda es partidaria de no vincular inmigración con delincuencia y además abogan por leyes blandas porque son contrarios al punitivismo. En cambio, sectores cada vez más amplios de la sociedad piden una gestión más eficiente de la inmigración y la delincuencia.

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