El independentismo radical ya amenaza a Junts y ERC
Aliança Catalana, la ANC y Clara Ponsatí entierran el procesismo
“Es hora de que el nacionalismo catalán se repliegue bajo unas única siglas, arrebate el poder a los autonomistas e imperialistas y restituya el Estado Catalán”. Es el mensaje de Sílvia Orriols, líder de Aliança Catalana, tras el pacto PSOE-Junts. Sus palabras reflejan muy bien el sentir del independentismo radical estas últimas horas.
La sensación es de cambio de paradigma en el espacio soberanista catalán. Las bases independentistas leen el acuerdo como la sumisión al PSOE y la rendición de los partidos procesistas con sus dirigentes a la cabeza. Frente a eso, las nuevas propuestas empiezan ya a presentar sus credenciales.
Aliança Catalana, la ANC y Clara Ponsatí se disputan el cuarto espacio independentista, llamado a enterrar a los partidos procesistas (ERC, Junts y CUP). Ahora empieza una refundación del espacio soberanista. Una reestructuración que podría culminar con las elecciones autonómicas catalanas de 2025.
Aliança Catalana, rumbo al Parlament
Desde que Aliança Catalana anunció su intención de concurrir en las próximas autonómicas muchos lo ven como la gran alternativa al procesismo. El partido de Sílvia Orriols representa a un independentismo radical con tintes identitarios. Su propuesta, declarar la independencia unilateral y acabar con las políticas buenistas de la izquierda (sobre todo en inmigración).
Aliança Catalana asegura que ha habido una avalancha de adhesiones tras anunciarse el acuerdo PSOE-Junts. Hay que recordar que el partido ya arrasó en las municipales de Ripoll. Ahora está por ver si aguantaría el pulso a los partidos procesistas, con una implantación territorial mucho más consolidada.
Sin duda, los pactos de investidura de Junts y ERC con el PSOE allanan el terreno para el “efecto Orriols”. Sobre todo porque además del discurso antiinmigración, Aliança Catalana se nutre del señalamiento a la traición de los dirigentes procesistas. Una vez caído el mito de Puigdemont, Sílvia Orriols puede optar a la vacante del liderazgo mesiánico para una nueva etapa.
La lista cívica de la ANC, más cerca
Tras conocerse el acuerdo entre Junts y PSOE, la Assemblea Nacional Catalana emitió un duro comunicado: “La Assemblea no pensamos quedarnos de brazos cruzados, y articularemos todos los instrumentos y mecanismos necesarios para conseguir la independencia lo antes posible. El pueblo catalán que aspira a la libertad tiene una entidad a su lado que no se detendrá hasta alcanzarla”.
En las últimas horas se han multiplicado las peticiones de las bases de la ANC para que lance una lista cívica en las próximas elecciones. La Assemblea lleva tiempo amenazando a los partidos de disputarles el espacio electoral. La investidura del gobierno español acelera la carrera hacia la ruptura con las formaciones políticas.
El problema de la ANC sigue siendo su estrecha vinculación con todo el entramado de Junts, Carles Puigdemont y el Consell de la República. Habrá que ver cómo articula ahora su propuesta de alternativa política al ocaso del procesismo. Y si sus dirigentes se atreven a cumplir la amenaza en este punto de no retorno.
Clara Ponsatí entierra al procesismo
Otro espacio que se abre ahora es el que lidera Clara Ponsatí, y por ahora el menos definido políticamente. Porque hasta ahora la eurodiputada y compañera de viaje de Puigdemont en el “exilio” se ha limitado a la crítica frontal y a sugerir difusamente la necesidad de nuevos liderazgos. No ha concretado cómo se tendría que articular este nuevo movimiento, e incluso ha renunciado a liderarlo.
Pero Ponsatí tiene un “pedigrí” que ni Aliança Catalana ni siquiera la ANC tienen en el movimiento independentista. Amplios sectores la ven como el relevo de Puigdemont y la persona llamada a refundar el espacio soberanista. En su última carta llama a castigar a ERC y Junts articulando con nuevas propuestas la frustración que hasta ahora se expresaba con el abstencionismo.
Clara Ponsatí habló hace poco de la necesidad de que nuevas generaciones tomen el relevo de los viejos dirigentes. Ella se descartó para liderar la renovación, pero si ella pusiera en marcha el proceso es muy probable que gente de la órbita tanto de ERC como de Junts la siguieran. Por eso su figura incomoda tanto a los partidos señalados como traidores y condenados al desgarramiento.
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