
La Generalitat sigue premiando la ignorancia entre nuestros estudiantes
La degradación educativa de Cataluña se deja notar en todas las parcelas: ahora, la selectividad
A partir de este año, las faltas de ortografía en los exámenes de Lengua y Literatura Catalana y Castellana solo penalizarán con un máximo de dos puntos. Esta decisión ha sido tomada por la consejera de Universidades, Núria Montserrat. La consejera justificó el cambio diciendo que así se adecúa a lo que ocurre en el resto de España.
Sin embargo, muchos consideran que esta medida no hace más que premiar la ignorancia y relajar los estándares educativos. Más todavía en un momento en el que la educación en Cataluña atraviesa una grave crisis. De hecho, la noticia ha sido recibida con gran rechazo en las redes sociales, donde numerosos usuarios expresaron su frustración.
“Lo siguiente será regalar títulos”, “Después salen profesionales que no son capaces de escribir sin faltas”, denuncian algunos usuarios. Y otro concluía con pesimismo: “Seguimos destrozando nuestra cultura”. Lo que en cualquier caso queda evidenciado es que ninguna esfera educativa se libra de la degradación académica de los últimos años.

Los efectos del fracaso educativo
Este cambio en las pruebas de selectividad se enmarca dentro de un contexto preocupante. Los resultados de las pruebas PISA demostraron una clara caída en el rendimiento de los estudiantes catalanes. En ciencias, comprensión lectora y matemáticas, los alumnos catalanes han registrado las puntuaciones más bajas desde 2006. En comparación con la media española, Cataluña se sitúa por debajo, lo que manifiesta el fracaso del modelo educativo.
Según los informes, los estudiantes catalanes obtuvieron 469 puntos en las pruebas PISA de 2022, un descenso de 21 puntos respecto a 2018. En ciencias, la puntuación fue de 477 puntos, la más baja desde 2003. La comprensión lectora, por su parte, alcanzó los 462 puntos, lo que representa la peor cifra desde 2006. Estos resultados no solo son preocupantes por su bajo nivel, sino también por la tendencia descendente en los últimos años.
Cataluña, que anteriormente se encontraba por encima de la media española, ahora ocupa una posición inferior a otras comunidades como Andalucía, Melilla y Ceuta. Este retroceso en los resultados educativos refleja un problema estructural. Incluso va más allá: refleja un problema ideológico y pedagógico que ya ha estallado al calor del colapso procesista.
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