Gabriel Rufián, Salvador Illa y la cara más triste de la política
El Congreso vivió una jornada triste, con la cara más oscura de la política y todo para intentar arañar cuatro votos
La comisión de investigación del Congreso de los Diputados sobre la compra de mascarillas y el caso Koldo vivió este lunes un espectáculo bochornoso. Gabriel Rufián aprovechó la precampaña electoral en Cataluña para atacar Salvador Illa, olvidarse de lo que realmente se estaba tratando y arañar cuatro votos.
Así funciona la política a día de hoy, donde lo que importa son los trackings, las encuestas y las intenciones de voto. Y, claro, no está Esquerra para tirar cohetes, de modo que toca sacar toda la artillería contra el líder del PSC y anterior ministro de Sanidad. Lo que buscaba Rufián era sacar un titular a Salvador Illa para su Twitter, mientras que el socialista no daba demasiado crédito a lo que estaba sucediendo.
"Usted ha dicho que no quiso hacer política durante la pandemia. Para no querer hacer política, dejó el Ministerio para presentarse a una campaña electoral", le decía Rufián en un momento determinado. La respuesta de Illa fue clara: "¿Me niega usted el derecho a presentarme a unas elecciones?".
Y, como decía el chiste de Eugenio, así todo el rato. Gabriel Rufián recordándole al exministro que la comisión no se trataba "de un acto de campaña", cuando había sido ERC y Junts los que exigieron la comparecencia de Illa.
La voz de ERC en el Congreso intentó relacionar a Koldo con el jefe de filas de los socialistas catalanes. Mientras. Salvador Illa recordaba una y otra vez que el principal proveedor en el Ministerio de Sanidad "no fue ninguna" de las empresas vinculadas al caso Koldo.
El problema para el exalcalde de la Roca del Vallès es que Rufián hacía sus insinuaciones sin derecho a réplica, como ya nos tiene acostumbrados el influencer y político."¿Qué dice? ¿No sabía nada? ¿Qué son errores y pasaba por allí? ¿Que todo era muy complicado?", dijo en un momento determinado, algo que no gustó nada a Illa.
El juicio de Gabriel Rufián
Era un interrogatorio, pero en algunos momentos parecía un juicio condenatorio. Algo que solo se entiende teniendo en cuenta que hay elecciones el 12 de mayo y que las perspectivas de Esquerra no son nada buenas. No es que Salvador Illa no deba explicarse, más faltaría, el problema es el trato a uno de tus socios en el Parlament, en el Congreso, en las Diputaciones y Ayuntamientos.
Gabriel Rufián le sacó el código penal a Illa, le comparó con el Correcaminos y se mostró "profundamente decepcionado". Asumió que al exministro "le habían timado", asegurando que "hay tomate". Todos conocemos el tono de Rufián, es cierto, y quizás no nos debería extrañar. Sin embargo, no deja de sorprender que hasta ERC, que presume de valores republicanos, utilice el lado más tosco de la política para arañar unos cuantos votos.
A Salvador Illa se le debe fiscalizar, como a cualquier cargo público. Si hay cualquier duda de su gestión, se debe investigar, claro que sí. El problema es cuando hay barra libre porque hay elecciones. Seguro que a Pere Aragonès no le gustaría pasar por lo mismo a menos de tres semanas del 12 de mayo.
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