Gabriel Rufián pide más sanciones por mentir y se lleva un zasca histórico

Gabriel Rufián se ha convertido en uno de los abanderados de la verdad en el Congreso de los Diputados. Recientemente propuso a Pedro Sánchez subir las multas de difamación hasta 200.000 euros para acabar con los medios que a su parecer mienten. Hoy ha vuelto a colgar esta intervención, en plena campaña de la izquierda contra los supuestos bulos de la extrema derecha.

Hace solo unas semanas Gabriel Rufián llamaba a Salvador Illa el candidato del 155, para al final acabar defendiendo su investidura. Tampoco hace tanto que sacó pecho diciendo que “en ERC no pactamos ni con carceleros ni con expoliadores” tras la propuesta de los Comunes de pactar con el PSOE. Y cómo olvidar su promesa de estar solo 18 meses en el Congreso de los Diputados, cuando ya lleva casi una década.

Todas estas mentiras han sido recopiladas por una cuenta de Twitter que reprocha a Gabriel Rufián su propuesta de sancionar: “Dice que se tendrían que empezar a multar para decir mentiras, que sería la solución para pensártelo dos veces antes de mentir. No puedo estar más de acuerdo: ¿por dónde empezamos, con carácter retroactivo?”

En los comentarios a esta publicación le preguntan a Gabriel Rufián si han sancionado ya a los de los carteles del Alzheimer o del muñeco colgado. Dicen que es “un macarra de la política” y que “solo tiene una patria, el dinero”. Si se hiciera con carácter retroactivo, apuntan, “no tendría dinero para pagar los últimos dos años, y ya no digamos los últimos veinte”.

Gabriel Rufián, contra las cuerdas

Gabriel Rufián lleva mucho tiempo siendo disputado por sus propios compañeros de partido. Recientemente salió a la luz que en las filas de ERC estaban proponiendo sustituir a Rufián como hombre fuerte del partido en Madrid. Muchos le señalan como responsable, junto a Oriol Junqueras, de la estrategia de acercamiento al PSOE que ha hundido al partido en Cataluña.

Hace ya mucho tiempo que el de Santa Coloma actúa como un verdadero outsider, ajeno a las disputas internas y a las cuestiones relevantes de la formación. Sin ir más lejos, se mantuvo al margen del debate sobre la investidura de Salvador Illa.

Pero zascas como el de hoy demuestran que su crédito político está agotado.