Imagen de los líderes del PP Alberto Núñez Feijóo y Alejandro Fernández, desafiantes, con un fondo en llamas

POLÍTICA

Feijóo tiende la mano al nacionalismo catalán

Quiere ampliar espacios. Y lleva en ello desde septiembre

No es la primera vez que lo dice: Feijóo quiere “normalizar” las relaciones con el nacionalismo catalán “desde la discrepancia”. En esa línea, a nadie debe extrañarle que admita contactos “indirectos” con el entorno de Carles Puigdemont. Contactos, por otro lado, que no han fructificado en nada pero que, ciertamente, enojan a más de uno en el Partido Popular. Eso de que todo un candidato del PP a la presidencia del gobierno diga que siente “respeto” por el, en términos legales, prófugo de la justicia y, para el procesismo, líder en el exilio, inquieta y enoja a muchos.

¿Un error?

Diferentes líderes territoriales –Alejandro Fernández, sin ir más lejos, consideran que tales declaraciones son un error. La amnistía, dice Fernández, no es el final de nada, sino el inicio de una historia triste que, además, ya se conoce de sobras.

Con todo, lo que señaló esta semana en el Cercle d’Economia no es nuevo. Y no lo es porque, ya en septiembre, Feijóo decía que estaba dispuesto a hablar con Junts durante su ronda de contactos previa a la investidura. ¿Qué pretendía con ello? Es evidente que romper la política de bloques y tratar, con ello, de ampliar espacios.

¿Demasiado pronto?

Si bien es cierto que en lo económico el PP puede entenderse sin problemas con PNV y, quizá, también con Junts, también lo es que ahora, parece, no es momento. Con elecciones autonómicas en el horizonte en Cataluña y el País Vasco, los jeltzales y la derecha independentista viven en una competición. ¿Contra quién? Pues contra Bildu y ERC, porque en las direcciones de Junts y PNV creen que sólo ganará esos comicios quién demuestre ser más inequívocamente nacionalista.

¿Lleva a algún sitio esa estrategia? Probablemente, no, porque los votantes suelen preferir el original a la copia. Y en irrendentismo, tanto Bildu como ERC, ganan a sus némesis conservadoras. Feijóo, sin embargo, se adelanta. Y yerra porque sólo un batacazo electoral como el que se augura para Junts y PNV podría aupar hasta la dirección de ambas formaciones a tecnócratas dispuestos a bajar del monte. 

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