Un grupo de personas camina por un pasillo con cortinas rojas, llevando carpetas y libros.
POLÍTICA

Un exconcejal de la CUP estalla contra el partido: 'La deriva es tan lamentable...'

Después de poner en marcha el Procés Garbí, la formación anticapitalista no está exenta de críticas internas

La reciente estrategia de la CUP, marcada por un giro en su política de alianzas y una aproximación pragmática a partidos como el PSC, ha provocado tensiones internas y descontento entre antiguos militantes. El último en alzar la voz ha sido Xavi Angelergues, exconcejal de la formación en Vilanova i la Geltrú, quien ha cargado con dureza contra el partido en una publicación en redes sociales.

“A mí no solo me expulsaron de la CUP por decir que 'una mujer tiene vagina y no pene'. El otro expediente de expulsión fue 'por pedir reiteradamente cómo alcanzar la INDEPENDENCIA'. La deriva es tan lamentable que dejar de militar ahí es lo mejor que nos ha podido pasar”, ha escrito Angelergues en respuesta a una noticia que informaba de la disposición de la CUP a pactar nuevamente con el PSC en cuestiones sociales.

El malestar de Angelergues no es un caso aislado. En los últimos meses, varios sectores críticos han acusado a la dirección del partido de abandonar sus principios fundacionales. El Procés Garbí, recientemente aprobado como hoja de ruta interna, propone mantener un discurso combativo mientras se incrementa la incidencia institucional. Esta nueva línea ha llevado a la CUP a apoyar propuestas como el decreto sobre vivienda del Govern, impulsado por Salvador Illa, líder del PSC en el Parlament.

Aunque desde la dirección se insiste en que estos pactos se hacen bajo condiciones propias y sin renunciar a los valores anticapitalistas, voces como la de Angelergues consideran que el partido ha perdido su rumbo y su identidad independentista.

Una mujer hablando en un micrófono en un entorno formal con asientos rojos al fondo.

Futuro incierto

El contexto electoral tampoco es favorable. Según el último barómetro del CEO, la CUP se enfrenta a un notable retroceso que podría dejarla con apenas tres escaños en el Parlament. Una pérdida de relevancia que, para muchos, está empujando al partido a buscar fórmulas de supervivencia política que contradicen sus principios fundacionales.

Mientras desde la cúpula se defiende la utilidad táctica de los pactos con el PSC y se redoblan las críticas a Junts, acusado de alimentar a la extrema derecha, el debate interno en la CUP se recrudece. La fractura entre la estrategia institucional y la base militante más radical parece cada vez más evidente. Lo que está claro es que esta legislatura puede ser el último cartucho de la CUP para resucitar.

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