Un exalcalde convergente de Lleida se pasa al Front Nacional de Catalunya
La formación, de marcado carácter independentista, también tiene un discurso muy crítico con la gestión de la inmigración y el buenismo en Cataluña
Es evidente que algo se mueve en Cataluña desde hace unos meses. El buenismo imperante en determinados ámbitos políticos ha sufrido grietas y la fuga es ya imparable. En gran parte gracias a Sílvia Orriols y Aliança Catalana, los primeros en poner encima la mesa la problemática de la gestión de la inmigración, así como la seguridad pública. Antes de militar en AC, Orriols se presentó en 2019 por el Front Nacional de Catalunya, partido que dejó poco después por ser demasiado blando en algunas cuestiones, como la ya citada.
Es evidente que Aliança Catalana tiene un discurso claro y que ha recogido muchos adeptos desde las elecciones del mayo. Sin Sílvia Orriols no se entendería el viraje de Junts per Catalunya, que ahora quiere el control de la inmigración y expulsar a los multirreincidentes. El Front Nacional de Catalunya es otro actor secundario en este escenario y que se ha vito eclipsado por AC.
Pese a esto, tiene una alcaldía, en La Masó (Tarragona) y un concejal en Manresa. Y este 12 de enero de 2024 ha anunciado un fichaje relativamente mediático. Se trata de Jaume Manel Oronich Miravet, que fue Paer en Cap (alcalde) de Lleida entre los años 1987 y 1989.
Oronich se presentó por las listas de Convergencia y militaba en este partido hasta su fin. Además de ser alcalde, fue presidente del Consell Comarcal del Segrià y delegado del Govern de la Generalitat a Lleida. En las pasadas elecciones municipales de 2019 dio su apoyo a Toni Postius, el candidato de Junts per Cataluña a la Paeria de Lleida.
El discurso del Front Nacional de Catalunya
El FNC se declara unilateralista y quiere un ejército propio para Cataluña. En materias de inmigración, aseguran que Cataluña, "en las últimas décadas, ha recibido un número de inmigrantes superior a la población ya arraigada, un cambio social que debilita la lengua y el sentimiento nacionales y afecta al mercado laboral. El Estado catalán debe controlar y regular la inmigración. El inmigrante debe ser calificado, venir con un contrato de trabajo y un mínimo de recursos propios. Es necesario suprimir las medidas que favorecen la inmigración irregular".
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