Foto de un mítin de Esquerra Republicana con sus líderes Marta Vilalta, Pere Aragonès, Ernest Maragall, Oriol Junqueras y Gabriel Rufián en primer plano

POLÍTICA

ERC lo fía todo a VOX

Junqueras no rectifica y confía en sumar los votos "anti VOX"

Cero autocrítica, ninguna dimisión ni cambio de rumbo. Esquerra pasa de puntillas tras los malísimos resultados electorales. Pese a perder 300.000 votos (el PSOE perdió 400.000 en toda España y ha convocado elecciones), ERC no piensa variar su estrategia.

El día siguiente de las elecciones es como cuando salen los EGM de las radios: todos han ganado. Oriol Junqueras, presidente de los republicanos, sacaba pecho y se definía como "la primera fuerza independentista del área metropolitana". Según cuenta el periodista Quico Sallés, la explicación interna de los resultados de ERC es otra: el partido tocó techo en 2019 y ahora ha vuelto a la realidad.

Lo que parece claro es que Esquerra ya no marcará tanto músculo a Junts en las próximas semanas. Permitirá a Xavier Trias ser alcalde de Barcelona y es previsible que hay algunos pactos con los juntaries en ayuntamientos, consells i diputaciones. La estrategia de querer crecer a costa de los de Puigdemont y del PSC a la vez no es que haya salido demasiado bien.

Nada se moverá, pues dentro de ERC. Y, a falta de tener un relato propio que contar, la estrategia se basará en el miedo al rival político. El argumento para escoger a Gabriel Rufián, según Sallés, es claro: Es el mejor candidato posible -según Esquerra- para frenar a VOX. ERC se ve como el único partido político que "puede frenar el crecimiento electoral de la ultraderecha". 

Y van más allá: quieren ser el PSOE en Cataluña. Si bien en el resto de España Pedro Sánchez puede ser el denominado "voto útil" contra VOX, Esquerra lo quiere ser en Cataluña. 

Todo el discurso de Esquerra se basará en frenar, en ser el antídoto, en una supuesta lucha contra VOX. Ya estamos en precampaña electoral y Oriol Junqueras ha marcado la línea a seguir para esconder el fracaso electoral. VOX y Santiago Abascal son el demonio que hay que vencer, aunque sin  argumentos propios ni propuestas claras.