Plano medio de Josep Borrell con una campana pequeña en la mano y de fondo una protesta de musulmanes alzando un corán
POLÍTICA

El doble rasero de Josep Borrell con el Islam y los cristianos

Reacciona contra los ataques al Corán pero ignora la persecución del cristianismo

Josep Borell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, encarna el buenismo imperante en las instituciones europeas. El exministro español ha tardado nada y menos en condenar la quema del Corán como “una clara provocación”. En cambio, nunca ha alzado la voz contra los ataques al cristianismo.

Con la ecuanimidad que caracteriza al buenismo, Borrell ha defendido que en Europa prima “la libertad de religión o creencia”. Una libertad de religión o creencia que utiliza ahora para condenar las quemas del Corán en Suecia y Dinamarca. Pero que no ha utilizado nunca para censurar los ultrajes a símbolos y edificios religiosos.

Según la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), en 2020 hubo casi un millar de ataques contra los cristianos. Esto incluye la destrucción de iglesias, la profanación y el robo en templos sagrados, y los grafitis y pintadas amenazantes. También la quema de Biblias, las ofensas a los símbolos y los ataques a religiosos y fieles.

Silencio imperdonable

Estos incidentes superan con creces a los observados contra mezquitas u otras minorías religiosas. Sin embargo, el exministro socialista nunca ha utilizado su alto cargo en las instituciones europeas para denunciarlo. 

España se encuentra entre los países con más ataques al cristianismo, pero el silencio de las autoridades sigue imperando. Incluso ante hechos tan graves como el atentado yihdista en las parroquias de San Isidro y La Palma de Algeciras, donde un sacerdote murió apuñalado. O ante el asesinato de sacerdotes y fieles en Francia.

Por qué callan

Una de las razones hay que buscarlas en el temor de las autoridades europeas frente a los países islámicos. Mientras los cristianos encajan los ataques con resignación y pacifismo, el mundo musulmán reacciona iradamente ante el más mínimo incidente. Es el caso de las recientes quemas del Corán, que han desatado una crisis diplomática.

Varios manifestantes en Yemen protestan por la quema de un Corán en Suecia levantando un Corán y varias pancartas con letras verdes y rojas en árabe

Otra de las razones es la unidad de la comunidad islámica y la división de la cristiandad. Mientras los musulmanes defienden sus raíces culturales igual en Bagdad que en Estocolmo, los cristianos viven aislados en sociedades seculares muchas veces hostiles. A ello hay que sumar la progresiva renuncia de Europa a sus raíces cristianas.

Y en tercer lugar está el buenismo de la izquierda y la cultura woke, que han alimentado el sueño de las sociedades multiculturales en occidente. Incluso cuando el choque de civilizaciones se ha hecho más evidente, y con él el fracaso del multiculturalismo.

Borrell el ateo

Tampoco sorprende el posicionamiento de Josep Borrell, que como diputado socialista se opuso a que Europa se declarara cristiana en su Constitución. Lo defendió con un artículo plagado de lugares comunes. Ya entonces decía: “Lo peor sería que la pretensión de constitucionalizar las raíces cristianas de Europa fuese un intento de marcar distancias con el mundo musulmán”.

Borrell aceptaba a regañadientes el legado judeo-cristiano en Europa, pero recordaba “las guerras de religión, las cruzadas, la inquisición, la vista gorda con el fascismo” e incluso la tragedia de los Balcanes. Todos los crímenes execrables “en nombre de Dios”.

Por el contrario, defendía “la libertad de pensamiento y religión, el  respeto a la diversidad religiosa y la prohibición de toda discriminación por razones de convicción”. Algo que parece olvidar cada vez que el cristianismo y los cristianos son ultrajados y perseguidos dentro de Europa y fuera de ella.

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