Un grupo de personas sostiene una pancarta blanca con el mensaje No aturareu la república escrito en letras negras y un símbolo rojo en una calle de una ciudad
POLÍTICA

La CUP hace el ridículo en una manifestación contra el rey

A pesar de que el procesismo simbólico ya es una anécdota, la CUP se agarra a él para llamar la atención

La CUP ha protagonizado una manifestación en Gerona contra la presencia del Rey y los premios Princesa de Gerona, un acto destacado en la región. A través de sus redes sociales, la formación anticapitalista convocó la protesta con el siguiente mensaje: “Manifestación antimonárquica en Gerona, donde los mossos han identificado a un periodista”. En la misma publicación, se incluyeron imágenes de la protesta, que mostraban una escasa participación.

El acto estuvo marcado por la escasa respuesta ciudadana. Las imágenes evidencian que solo un pequeño grupo de personas participó en la manifestación. Además, en los carteles que se exhibieron se incluía un mensaje violento, con la imagen de una soga y un mensaje dirigido al alcalde: "Al rey ya lo colgaremos nosotros". Otro cartel se centraba en el Banco Sabadell, acusando a la entidad de financiar a la monarquía:

El procesismo simbólico

Este tipo de manifestaciones se alejan cada vez más de la repercusión que tuvieron en años anteriores. A diferencia de eventos pasados, donde se congregaban grandes multitudes, ahora los actos se limitan a pequeños grupos sin impacto mediático. La creciente falta de apoyo público es evidente, ya que muchas de estas protestas parecen centrarse más en la visibilidad del partido que en movilizar a la ciudadanía.

Plano medio del rey Felipe VI con cara seria en el desfile militar del 12 de octubre con la reina Letizia a su lado izquierdo mirando al cielo y la infanta Sofía a su derecha mirando a su padre

Lo sucedido en Gerona refleja una tendencia creciente en el colapso del procesismo, con manifestaciones que no logran movilizar a la población como antes. Este fracaso se asemeja al de otras protestas organizadas por la ANC, que igualmente no generan el interés de otros tiempos. La pérdida de apoyo a estas iniciativas es una muestra clara de que los movimientos separatistas ya no tienen la misma fuerza que en el pasado.

Sin embargo, la CUP está muy necesita de simbolismo antisistema, y lo está en un doble sentido. Por una parte, tiene que esconder el hecho de que es una muleta del PSC, y por otra parte, tiene que mantener su típica fachada de formación antisistema. Sobre todo en un contexto como el actual, donde la izquierda 'woke' catalana está peor que nunca.

La actual estrategia del partido pasa por combinar ambas cosas. Y es que, al mismo tiempo que (intentan) calentar las calles, apoyan al PSC para vender el relato de que consiguen torcer el brazo de Salvador Illa. Pero lo cierto es que los 'cupaires' tienen serias dificultades para remontar su colapso después de las elecciones del 12M.

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