
Carles Puigdemont vuelve a esconderse
Al expresidente le puede salir muy cara la estrategia de aferrarse al PSOE para conseguir la amnistía
Carles Puigdemont mantiene un silencio sorprendente ante la corrupción que acorrala al Gobierno del PSOE. Mientras el Ejecutivo está inmerso en numerosos escándalos, el expresidente catalán opta por no pronunciarse. Esta actitud contrasta con su actividad constante en redes sociales, donde comenta temas mucho menos relevantes para España y Cataluña, desde la figura de Trump hasta la política económica de Milei.
Esta sumisión hacia el PSOE, revestida de una actitud combativa, responde a una necesidad clara: conseguir la ley de amnistía que tanto necesita Puigdemont. Sin la amnistía, Puigdemont es un líder inutilizado y sin capacidad ejecutiva real. El gran riesgo que corrió el expresidente fue fiar su suerte a un proceso tan tortuoso como el de la amnistía, que acabará en manos de la justicia europea.

La prueba de que Puigdemont es rehén de sí mismo está en que Junts no tiene más remedio que desmarcarse de cualquier moción de censura contra Sánchez. Además, lo que tendría que ser un éxito para Junts (la oficialidad del catalán) se convierte en otra manera de atarse al PSOE. Como es sabido, el PP lidera una ofensiva en Europa contra el catalán, lo que aleja todavía más un entendimiento con Feijóo para hacer una moción de censura táctica.
Los problemas para Nogueras y Turull
En conjunto, la situación de Puigdemont se ha vuelto inverosímil como inverosímil era su pasado más reciente. Por una parte, se quiere mostrar combativo con el PP, pero eso le obliga a ser una muleta del PSOE. Por otro lado, si dejara caer al PSOE, acto seguido le acusarían en Cataluña de pactar con el PP o, más aún, de impulsar un adelanto electoral que daría una mayoría absoluta a PP y Vox.

Estas complicaciones se podrían rebajar si Puigdemont transmitiera la sensación entre sus votantes de ser un líder que consigue cambios reales desde Madrid. Pero, por el momento, la sensación que transmite es la de un líder ausente que cae una y otra vez en las trampas del PSOE, empezando por la oficialidad del catalán en Europa. En estos casos, lo habitual es que Puigdemont desaparezca y Turull y Nogueras tengan que lidiar con la presión mediática y social.
Y, para acabar, dentro Cataluña, Junts tampoco consigue librarse de la presión de Aliança Catalana, que evidentemente le roba mucho terreno. La gran dificultad de Puigdemont se presenta entonces operativa. Es decir, que todo el tiempo que depende de conseguir la amnistía es tiempo en el que AC le gana terreno.
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