Carles Puigdemont hablando desde un atril de color azul con una bandera catalana de fondo

POLÍTICA

Carles Puigdemont inicia en Elna el desmantelamiento de Junts

El expresident ha renunciado al color y a las siglas de Junts para encabezar un proyecto personalista

Carles Puigdemont ha presentado esta semana su candidatura a las elecciones catalanas en un rimbombante acto en Elna, en el sur de Francia. El expresident apareció en un escenario con el fondo azul y las letras “President Carles Puigdemont”. Nada del turquesa, nada de las siglas de Junts, en toda una declaración de intenciones no solo de la estrategia electoral sino también del cambio de rumbo del partido.

Junts ha centrado todas sus esperanzas en el “efecto Puigdemont” hasta el punto de ocultar las siglas del partido en el acto de presentación de la candidatura. Pero además, Carles Puigdemont compareció sin el color corporativo de su partido, el turquesa. Recurrió al azul oscuro, un color asociado al perfil institucional y de gobierno.

Montaje de una imagen de Carles Puigdemont con el logo roto de Junts per Catalunya

El azul oscuro, además, era también el color corporativo de Convergència i Unió, el partido original de Carles Puigdemont y al que quiere volver para desandar el camino recorrido con Junts. En el acto de este jueves no estuvo el expresidente Quim Torra, que prefirió ir a la investidura de Ignasi Terraza como doctor honoris causa de la UPC en Barcelona. Torra representa mejor que nadie la desafección de una parte de lo que ha significado Junts en los últimos años hacia el nuevo proyecto de Carles Puigdemont.

La unidad más allá de los partidos

Una de las claves del discurso fue su llamamiento a la unidad independentista bajo su liderazgo. Es relevante porque por primera vez Puigdemont aparezca sin las siglas de Junts pidiendo a todo el independentismo que una bajo su liderazgo. Es decir, propone la superación de la famosa unidad estratégica de los partidos para avanzar hacia un proyecto conjunto de país que va más allá de ERC y de Junts.

Esta estrategia tiene que ver primero con la desafección del votante independentista hacia los partidos. Pero también con una tendencia cada vez mayor a la importancia del candidato en lugar de las siglas, que es transversal a toda la política. En tercer lugar está la necesidad de poner al President Puigdemont en la centralidad para apelar a la fibra sensible de aquel electorado que aún no se ha desprendido de su carga simbólica.

La nueva escenografía pretende también romper con el pasado, con una imagen que muchos identifican aún con los errores. Puigdemont habló el jueves solamente de su situación personal y sus planes independentistas a corto y medio plazo. Pero una vez arranque la campaña le tocará explicar, a él y a los dirigentes de Junts, qué proyecto tienen para Cataluña más allá del regreso del President.

Giro ideológico y estratégico

Las elecciones del 12-M pueden servir a Carles Puigdemont para reinventar el proyecto de la derecha nacionalista igual que hizo Artur Mas cuando se rompió CiU en 2015. Otra cosa es que lo consiga, ya que no hay que olvidar que muchos catalanistas conservadores no olvidan la deriva progresista de los juntaires en los últimos años. 

Las elecciones obligan a definir un programa que tendrá que reflejar en mayor o menor medida el viraje iniciado hacia la derecha. Los de Puigdemont quieren volver a ser el partido del orden en Cataluña para diferenciarse de ERC y competir con Aliança Catalana en el terreno de la inmigración y la inseguridad. El 12 de mayo veremos si potencial electorado conservador les compra la idea o lo acaban viendo como lo que ahora mismo parece: una simple táctica electoralista.

Una de las ideas de la cúpula es recuperar la figura de Artur Mas para la campaña de las elecciones. También quieren incorporar en las listas a figuras políticas, mediáticas y empresariales del nacionalismo conservador tradicional. Una muestra evidente del viaje que ha empezado Puigdemont con Elna como simbólico y significativo punto de partida.

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