Un hombre con gafas y cabello canoso aparece en primer plano, mientras que en el fondo se puede ver un texto borroso de una publicación en redes sociales.
POLÍTICA

Carles Puigdemont evidencia su desesperación ante un posible acuerdo entre ERC y PSC

El expresidente ha escrito su tuit más delirante en el que carga contra todo

A Carles Puigdemont no le están saliendo las cosas. Tras la derrota electoral, con la amnistía en el aire y el más que probable fiasco del acto del 27 julio, el expresidente ve con auténtico pavor el acuerdo cada vez más cerca entre el PSC y los Comunes con ERC. Preso de la desesperación, ha vuelto a utilizar las redes sociales para denunciar una supuesta operación de boicot al independentismo.

Carles Puigdemont denuncia la “presión” de “determinados medios” para que Salvador Illa, a quien se refiere despectivamente como “el candidato del 155”, sea presidente de la Generalitat. Algo que considera “muy indecente”, porque según él “distorsionan noticias y se inventan supuestas jugadas maestras”. 

Señala también a “la gente de derechas que quiere un gobierno que solo sería posible con los Comunes”. Cree que hay una operación orquestada por los mismos que impulsaron a Manuel Valls y que “son los responsables de la decadencia de Barcelona”. Los mismos, dice, “que maldicen los impuestos, los comunistas, las normas, los controles, la inseguridad y la parálisis democrática”.

Intenta ridiculizar a España

Su tesis es que la derecha es capaz de abrazarse a la izquierda radical con tal de frustrar un gobierno independentista. Curioso, viniendo de alguien que durante años ha puesto la alfombra a la CUP para que llevara las riendas del país con tan solo diez diputados.

En su mensaje, Carles Puigdemont lo acaba mezclando todo para ridiculizar a España: “qué país, periodistas, empresarios, jueces, policías y jugadores de fútbol haciendo política a todo trapo”. Qué país, podría pensar alguien a la inversa, refiriéndose al procés: empresarios, jefes de la policía autonómica, cantautores, actores, tertulianos y futbolistas haciendo política a todo trapo.

“La pandereta y la banana hace tiempo que no son suficientes para describir la democracia española y sus aduladores”, dice Puigdemont totalmente fuera de sí.

Carles Puigdemont, contra las cuerdas

Acaba arremetiendo, como era de esperar, contra “el grupo de golpistas togados que han decidido que una ley de amnistía no se tiene que aplicar”. Califica este hecho como “un elemento distorsionador de todas las estrategias”. La realidad es que Carles Puigdemont se encuentra en una encrucijada muy complicada, que es más bien un callejón sin salida.

Puigdemont antes de una rueda de prensa en Argelers

Tiene que decidir si cumplir la promesa y volver a Cataluña para la primera sesión de investidura, arriesgándose a ser detenido e ir a la cárcel, o incumplir la promesa y acelerar la crisis interna en Junts. Dentro del partido asumen que se irán a la oposición y que ha llegado el momento de cambiar el rumbo de las cosas, lo cual pasa por superar la figura de Puigdemont.

Cada vez más contestado por las bases y sin la confianza de los suyos, el futuro de Carles Puigdemont pinta cada vez más negro. De ahí que saque el mazo con mensajes constantes en las redes sociales, consciente de que ya no tiene ninguna influencia en la política catalana. 

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