Plano medio de Pere Aragonès sentado en con los brazos cruzados en una mesa y sonriendo
POLÍTICA

La ANC salva a Pere Aragonès

La vía unilateral pierde adeptos y deja libre el camino a ERC

División y radicalización. Así podría definirse el momento que atraviesa el independentismo como se evidenció de forma clara en los actos de la Diada del pasado lunes. Pese al llamamiento de partidos y entidades a llenar las calles, la manifestación convocada por la ANC fue de las más flojas de los últimos años.

Buena parte de la desmovilización responde a la hostilidad de los sectores radicales hacia los más moderados. Fue la propia ANC quien tensionó al movimiento en vísperas del 11-S, cargando una vez más contra la estrategia de la negociación. Pero en lugar de atraer más adeptos, la vía unilateral quedó más aislada.

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Contra lo que cabía esperar días antes, el gran beneficiado acabó siendo Pere Aragonès. El hartazgo hacia la ANC y la estrategia suicida de la unilateralidad refuerza al President para afrontar la recta final de la legislatura enrocado en sus postulados. ERC ve ahora dispersa la amenaza de las elecciones anticipadas.

La ANC pide elecciones

Una ANC transversal y con influencia podría ejercer una presión real para hacer caer el Govern e ir a unas nuevas elecciones en Cataluña. Pero la entidad presidida por Dolors Feliu, radical y descaradamente próxima a Junts, ya solo representa a un sector minoritario cada vez más alejado de la realidad.

Plano aéreo de la manifestación de la ANC en la plaza de España, con miles de manifestantes con banderas esteladas y varios espacios vacíos

El principal temor de Esquerra era una movilización masiva contraria al Govern en la Diada. Esto no ocurrió, o al menos no con la contundencia que esperaban algunos. Y esto le da a Aragonès la tranquilidad necesaria para afrontar la negociación de los presupuestos de 2024 con vistas a agotar la legislatura.

Los Comuns ya han dado el primer paso animando al President a presentar unas cuentas de consenso para dar estabilidad a su legislatura. Además, ERC sigue contando con la mano tendida del PSC, ahora con intereses compartidos por la legislatura en Madrid

Montaje con dos primeros planos de Salvador Illa a la izquierda y Pere Aragonès a la derecha, mirándose uno a otro

El President reformó el Govern este verano pensando en agotar la legislatura, y por ahora no se plantea un adelanto electoral. El PSC no pedirá el anticipo hasta que se disipe el camino de la investidura, y de hecho Illa y Aragonès podrían acabar la legislatura de la mano. Además, si las negociaciones en Madrid fructifican, ERC podrá ponerse la medalla de importantes avances por ejemplo en infraestructuras y pacto fiscal.

ERC busca a un nuevo líder 

Pere Aragonès ha abierto tímidamente la puerta a una reedición del Govern ERC-Junts, aunque de cara a la próxima legislatura. A estas alturas parece poco probable que alguien sea capaz de reconstruir los puentes entre ambos partidos. Pero dependerá en última instancia de la investidura en el Congreso y la aritmética de las próximas elecciones al Parlament.

Pensando en el futuro, ERC se enfrenta a varios peligros pero ve también con optimismo la posibilidad de una renovación para abrir una nueva etapa.

En contra: La figura de Puigdemont se ha visto reforzada en el marco de las negociaciones con Madrid y esto es algo que preocupa en Palau. Su protagonismo sería aún mayor si la ley de amnistía permitiera su regreso a Cataluña como el mesías reencarnado. Ante el ‘efecto Puigdemont’, Pere Aragonès acabaría definitivamente empequeñecido.

Plano medio de Pere Aragonès con cara de asco y Carles Puigdemont hablando

A favor: El ocaso de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián señalan el agotamiento de la vieja guardia y la necesidad de una renovación. Sin oposición dentro del partido, Pere Aragonès es el hombre llamado a tomar las riendas de la nueva Esquerra. Su próximo reto será preparar al partido para el gran reto de las elecciones autonómicas de 2025.

Para entonces, el ascenso de Junts y la amenaza del abstencionismo y la lista cívica serán las grandes amenazas de ERC. Pero de momento Aragonès respira tranquilo: la Diada dejó la sensación de que los sectores hostiles no disponen del músuclo que parecían tener. 

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