Imagen con Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Laia Estrada con una manifestación independentista de fondo
OPINIÓN

El rey va desnudo

Ahora, todo son lloros en una izquierda y un procesismo que se pregunta qué ha podido pasar

Editorial Arnau Borràs

Han tenido que venir unas elecciones para que algunos vean los errores de la deriva que habían tomado desde hace tiempo. Y aún así, parece que siguen empeñados en seguir cayendo en esos mismos errores.

Por un lado, tenemos a la izquierda catalana que lleva años defendiendo cosas que ni sus propios potenciales votantes veían nada claro. 

Esa izquierda más preocupada por Palestina que por Cataluña. Más preocupada por los derechos de los delincuentes que por los de las víctimas. Más preocupada en buscar transfobia a cada rincón del planeta que por defender a las mujeres. Más preocupada por el supuesto bienestar emocional de los niños que por su aprendizaje. O más preocupada por pedir que vengan más menas aunque después los condenes a malvivir durmiendo en comisarías de los Mossos. 

Nadie (o casi nadie) dentro de esos partidos se atrevía a decir lo de que el rey va desnudo y que cada vez se estaban alejando más de las preocupaciones de la gente. Es lo que tienen la mayoría de estos partidos, que quién se mueve no sale en la foto y mejor no decir nada, a ver si voy a perder puntos para escalar en estas estructuras que, más que partidos, ya parecen empresas de colocación laboral. 

Y claro, esa gente llamada ciudadanía, a la que han podido, han encontrado una alternativa y se han hartado, han decidio quedarse en casa o apostar por otras opciones. Y ahora, todo son lloros en una izquierda que se pregunta qué ha podido pasar y que cómo puede ser que ahora esa gente que tanto dicen defender se haya vuelto de “ultraderecha”, “reaccionaria” o “fascista”.

Lo sorprendente es que, ni así, tienen el valor de hacer autocrítica. En Esquerra, Pere Aragonès ha sido el único que ha asumido sus responsabilidades dando un paso atrás en un gesto que le honra. Un gesto que debería ser lo normal tras unos resultados así, pero que en la política de hoy en día se ha vuelto una excepción. Y si no, miren a Oriol Junqueras, que casi le han tenido que montar un motín interno para que finalmente haya decidido irse a casa.

Después tenemos a la CUP, unos expertos en eso de no hacer autocrítica. Quizás acaben haciendo algo cuando terminen su proceso de refundación, que supongo que será por allá el 2034. Y finalmente tenemos a los Comuns. Aunque esos es incluso normal que no hagan autocrítica porque la aritmética parlamentaria quizás provoque que su caída en votos y escaños acabe siendo premiada con un par de consejerías si acaban pactando con Illa.

Sin embargo, lo de la falta de autocrítica no solo es algo de la izquierda. También tenemos el caso de Junts. Aunque se empeñen en hacer ver lo contrario, el batacazo electoral es más que evidente. ¿Cómo han digerido los resultados del domingo? Anunciando que Puigdemont intentará la investidura. Claro que sí, campeón.

Aquí vuelve a pasar lo mismo. ¿No hay nadie allá dentro que le diga al rey que va desnudo? ¿Que los números no salen y que, cuando pasa esto, lo mejor es asumirlo y tomar decisiones por dolorosas que sean? Supongo que con el paso de los días alguien se dará cuenta, le dirá a Puigdemont que ya no hay “insert coin” posible y que ya va siendo hora de que en ese partido la concreción ideológica se vaya imponiendo al jugadamaestrismo que los ha hundido electoralmente.

Al final, tarde o temprano, cuando nadie cercano se atreve a decirle al rey que va desnudo, lo acaba haciendo la población. Y que no hay repetición electoral que te salve de una deriva en la que, cada vez más, te has ido alejando de los que un día te apoyaron.

➡️ Editorial del director ➡️ Opinión

Más noticias: