Imagen de Carles Puigdemont juntando las manos en señal de victoria con un arcoiris de fondo

OPINIÓN

Puigdemont: nuevas promesas para viejos idiotas

Como todo el mundo sabe que Puigdemont no gobernará nada, lo que tenemos por delante es a un Mesías, doméstico, de paseo

Imagen del Blog de Octavio Cortés

Todavía no ha empezado la campaña electoral y el President Legítim ya está enredando a los suyos con adivinanzas, ambigüedades y futuros cambiantes. Puede que el hombre padezca el Síndrome del Estafador Compulsivo y que, simplemente, sea incapaz de decir la verdad cinco minutos seguidos. O tal vez hace tiempo que entendió la idiotez profunda, abismada, irredimible, de su masa de adeptos y ha decidido ordeñarlos una vez más.

Sea como sea, en su última actualización, la Mentiras de Waterloo, parecen anunciar que el Mesías dejará el escaño y la política activa si no consigue votos suficientes para la investidura. En realidad, el escaño lo dejó en 2017 en favor del maletero de un coche, en el mismo momento en que cambió la “política activa” por el Noble Arte de Salvar el Culo. Que los puigbelievers crean que lo que ha estado haciendo el Mesías es “política activa” solo debería servir ya para que la ciencia estudiara los modos en que el cerebro humano puede ser arruinado por la Corpo, el raholismo verdulero y la intelectualidad fecal en general.

Como todo el mundo sabe que Puigdemont no gobernará nada, lo que tenemos por delante es a un Mesías, doméstico, de paseos de media tarde, dedicado a rebozarse en sus prebendas de ex-president (sueldo faraónico, oficina, asistentes) como si fuera una croqueta de pollo.

Montaje de TV3 y Carles Puigdemont

Viene la época del Puigdemont tertuliano, del Puigdemont escritor de libros, del Puigdemont opinador, que puede durar décadas. Le veremos aparecer, guitarra en mano, en la Marathon de TV3 cantando canciones de John Denver, le tendremos dando charlas en librerías y conferencias para tietes infartadas. Quizás incluso sea entrevistado en alguno de los programas de Zero Audiencia de Marcela Topor, quizás hablando de la cocina belga, en la que se habrá convertido sin duda en una autoridad de primera magnitud. 

La operación acaba de redondearse con el anuncio de la colocación de Toni Comín como número uno en la candidatura de las europeas, para que pueda seguir denunciando de manera heroica ese fascismo español que le paga el sueldo. Comín, el mismo que se ha pasado los dos últimos años maltratando a los fanáticos del Consell per la República como una dominatrix de barrio. Comín el pianista, Comín el histérico.

Casi sería preferible que toda esta gente formaran una orquestina y se dedicaran a cantar “Country Roads, take me home” por las verbenas veraniegas, con Rull & Turull (el mejor dúo cómico desde Abbot & Costello) haciendo los coros y el guitarrista de la Rambla insultando al público de manera gratuita. Como la Rolling Thunder Revue de Bob Dylan, pero con encefalograma plano.

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