Carles Puigdemont hablando en un micrófono con fondo rosa y marco de líneas discontinuas negras.
OPINIÓN

Puigdemont: Ahora una cuestión de confianza

Pocas cosas más divertidas que ir degustando los tratos del procesismo rama Waterloo con el Malvado Estado Opresor

Imagen del Blog de Octavio Cortés

Pocas cosas más divertidas que ir degustando, cada mañana, los tratos del procesismo rama Waterloo con el Malvado Estado Opresor. Estos colosos de las libertades, estos rebeldes de leyenda, no solo están todos a sueldo del Malvado Estado Opresor, sino que mantienen al gobierno con sus siete escaños en medio de la oleada de corrupción begoñística.

Todos cobran sueldos de seis cifras, cada uno a su manera. Míriam Nogueras va dando discursos furibundos que a nadie importan; Turull aparece en ferias de boletaires y residencias de ancianos y da cuatro entrevistas semanales en RAC1 y TV3; Mikimoto dirige la televisión del Malvado Estado Opresor, pero, eso sí, promete su cargo por Johan Cruyff y la Moreneta; Dalmases & Borrás se aman en segundo plano, en una tibieza Louis Vuitton poblada de ternuras; Canadell se pasa el día en X hablando del aeropuerto porque ya no sabe qué decir sobre ninguna otra cosa.

Carles Puigdemont con traje oscuro hablando frente a un micrófono.

¿Y Puigdemont? Su caso es peculiar, claro está. Después de su aparición de diez minutos en el arco del Triunfo y su Segunda Gran Fuga, al menos no ha vuelto a coger la guitarra para cantar canciones de John Denver; en esto hay que reconocerle una voluntad de reducir las hostilidades. Sabe que su tiempo está contado y que si quiere esquivar la cárcel tendrá que salir de la Unión Europea, rumbo a Suiza (junto a Cuixart y Rovira, para no dejar los Alpes en manos de ERC) o rumbo a Ruisa (junto a El Asad, otro ilustre fugitivo) o rumbo al Brasil como el Dioni (la opción preferida por el aficionado medio y por las fábricas de palomitas).

Una vez reducido a puro meme y atado su destino al de Pedro Sánchez y su banda de cuatreros, el Gran Friki ya solo puede pensar en términos de reducción de daños. Su única salida política real es intentar reeditar un Majestic 2.0, que podría vender a su parroquia como heroico sacrificio para impedir la entrada de Vox en el Gobierno. Al fin y al cabo ya no le quedan votantes, solo una masa zombie de tietes y guitarristas, que aceptarían de él cualquier cosa, incluso un disco entero de versiones de John Denver.

La candidata número 1 de Junts per Catalunya por Barcelona al Congreso de los Diputados, Míriam Nogueras, y el secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, a su llegada a una reunión del partido para valorar los resultados de las elecciones del 23J

Ahora se le ha ocurrido pedir una cuestión de confianza. Lo mismo podría haber pedido una ración de patatas bravas o que el Festival de Eurovisión se celebre en el Fossar de les Moreres, ya da todo igual.

El caso es seguir asomando e intentar hacer valer las cuatro balas de fogueo que le quedan. Si, como se especula, Sánchez baraja la opción de elecciones anticipadas en febrero, Puigdemont se quedará sin alambre sobre el que hacer sus funambulismos. Entonces sí que reiremos.

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