Imagen de un acto de Vox con Giorgia Meloni y Santiago Abascal aplaudiendo

OPINIÓN

¿Por qué sube la derecha?

Porque la izquierda no habla de inmigración, entre otras razones

Como siempre he leído con fruición el artículo de Xavier Mas de Xaxàs este sábado en La Vanguardia

Tras el despido de Gregorio Morán en el 2017 -la última victoria del procés- los sábados siempre tengo un vacío existencial.

Xavier y yo coincidimos en la antigua redacción de la calle Pelayo de Barcelona a finales de los 90.

Él en Internacional. Yo, en Política.

Él era ya una promesa del periodismo. Ha llegado a corresponsal diplomático del diario.

Yo sigo siendo un mindundi aunque tenga un canal de YouTube.

En mi sección estaba todo muy estructurado: el que hacía Pujol tenía una página; el del PSOE, otra; el del PP, media. Y así todo.

El resto teníamos que conformarnos con 'les escorrialles' que decimos en catalán.

Me acabé yendo porque me aburría.

Desde entonces le sigo porque es el nuevo Xavier Batalla (1948-2012). Por sus conocimientos y rigurosidad.

Precisamente uno de los artículos que me dejó más preocupado fue el de “China ocupará Taiwán”. El 9 de octubre del 2021.

Quedo pendiente una entrevista que nunca realizamos.

Aunque espero que, en este caso, se equivoque con la predicción.

Cosa de la que tampoco estoy seguro.

Un día, en un avión a 10.000 metros de altura, un ejecutivo jubilado me dijo que Taiwán produce el 70% de los chips.

O sea que Occidente no se puede permitir, en caso de invasión, semejante dependencia tecnológica.

Es la guerra. La III Guerra Mundial.

Por eso su el este sábado (“Cómo la derecha radical llega al poder”) me sorprendió.

Es cierto que en La Vanguardia hay un cierto sesgo ideológico.

Hacia Esquerra o hacia La Moncloa.

Pero cuando Podemos llegó al poder no recuerdo que nadie escribiera uno con el títular: “Cómo la izquierda radical llega al poder”.

Y eso a pesar, de que como confesó el propio Pedro Sánchez, el 95% de españoles no dormiría tranquilo.

Es el primer error del periodismo: es tan legítimo ser de derechas como ser de izquierdas.

En el Reino Unido nadie va pidiendo perdón por votar a los Conservadores.

El propio autor lo admitía al comienzo de su artículo

En Europa, además de España, la izquierda solo gobierna en coalición en Alemania, Portugal, Dinamarca, Estonia, Eslovenia, Luxemburgo y Malta.

No es mucho, la verdad.

“El resto son gobiernos conservadores, algunos liderados o avalados por partidos herederos del fascismo”, añadía.

La indirecta iba por Meloni.

En la campaña electoral, en efecto, los medios la tildaron de “fascista” o “neofascista”.

Y en sus orígenes algo hay.

Pero lleva gobernando Italia desde septiembre del 2022 y no he leído ningún escándalo en la prensa española.

Si lo hubiera habido estoy seguro de que El País o La Sexta habrían informado con pelos y señales.

Al contrario, parece que lo está haciendo bien.

El viernes, en las páginas también de La Vanguardia, vi que compartía helicóptero con la comisaria jefe, Ursula von der Leyen.

Por eso, tantos votantes europeos no pueden estar equivocados.

El problema es que Mas de Xaxàs asume el marco mental de siempre: la izquierda es buena; la derecha, mala.

La antaño superioridad moral. Algunos hasta nos lo creímos.

Es el marco mental heredado del franquismo en el que la derecha se equiparaba a la dictadura.

Pero casi 50 años de la muerte del dictador -lo han hasta desenterrado del Valle de los Caídos- ya no cuela.

Esta equiparación es propia de muchos periodistas que vivieron el final del franquismo y los inicios de la Transición.

En la que estar contra Franco y ser de izquierdas era una exigencia democrática.

Màrius Carol, el exdirector, forma parte de esta generación. Basta leer sus artículos. Casi siempre acaba recibiendo el PP.

Y recuerdo a otro, Enric Sierra, adjunto al director, que un día pedía papeles para todos.

Es muy fácil pedir papeles para todos desde al Diagonal o desde Sarrià, donde vive el conde de Godó. Pero seguro que no vive en ca n'Anglada.

Ya saben que, en Terrassa, Vox acaba de sacar tres concejales: 8.000 votos. Será por algo.

Acababa culpando de todo a la “radicalización”, a las “redes sociales”, a la “desigualdad”, la crisis económica del 2008, el Brexit o incluso a la “manipulación de la realidad”.

La culpa de que suba la derecha no es de la derecha. Es de la izquierda

Yo creo que, en parte, sube por la inmigración.

Es un tema tabú para la izquierda. No hablan.

Fíjense que, de este tema, solo habla Vox.

Ni siquiera el PP.

El propio Mas de Xaxàs citaba “la llegada masiva de inmigrantes” o “un problema falso como el gran reemplazo” una teoría que todos los medios califican de extrema derecha

No sé donde vive Xavier. Ni siquiera su extracción social a pesar de que Mas de Xaxás suena a apellido top ten de la burguesía catalana.

Yo vivo en Martorell. Más de un 18% inmigración. Los vecinos de pueblos colindantes nos llaman “Martorruecos”.

El porcentaje es siempre superior: los sin papeles no salen en las estadísicas y los nacionalizados dejan de salir.

En mi barrio calculo que es más de un 35%.

Yo llevé mis hijos a una escuela pública.

Porque sabía que esa era la Catalunya del futuro.

Uno de ellos hizo todo el ciclo escolar con veinte compañeros: quince eran de hijos de padres magrebíes.

El final del Ramadán la escuela quedaba vacía.

Los padres que llevamos nuestros hijos a este centro -porque todavía creíamos en la escuela pública- éramos una excepción.

Mi amigo Andreu, que sospecho que votaba la CUP; Xavier, el concejal entonces de Iniciativa, por coherencia ideológica; y algún otro vecino. Una minoría.

El actual alcalde, que acaba de arrasar en las últimas municipales, las llevaba a una escuela religiosa y concertada.

Nadie lo decía, claro, pero era por la inmigración.

Es normal: todo el mundo quiere lo mejor para sus hijos.

Pero luego que no vayan dando lecciones.

Y en segundo lugar porque se ha quedado vacía de contenidos.

Ya entiendo que, tras la caída del Muro de Berlín, se quedaron sin referentes.

Los habitantes del bloque soviético lo que querían era salir, no entrar.

¿Pero qué es ser de izquierdas actualmente en España?

¿La ley Montero? Que ha beneficiado a más de 1.000 agresores sexuales.

En plena campaña, uno de los que ha salido antes de la cárcel cometerá una violación y acabará de hundir la campaña de Podemos.

O de Sumar porque Yolanda Díaz también la votó.

¿La ley Trans? ¿la ley de protección animal? ¿La tolerancia con las okupaciones?

Incluso, en el caso del PSOE, ¿pactar con Bildu o con Esquerra? Que están por la independencia.

Yo no sé si el votante socialista de toda la vida de Valladolid, Murcia o Andalucía esto lo entenderá.

La prueba es que, ahora, los socialistas han puesto pies en polvorosa.

Hasta ha tenido que recordárselo Arnaldo Otegi: "Creen que la gente es boba, llevamos 4 años juntos”.

Por eso, lo que tiene que hacer la izquierda no es establecer cordones sanitarios ni decir que viene el coco.

Lo que tiene hacer es preguntarse por qué la abandonan sus votantes como una amante despechada.

Basta ver su negro futuro en muchos países europeos.

En Francia los antiguos votantes del Partido Comunista Francés -cuatro ministerios con Mitterrand- se han pasado en masa a Marine Le Pen.

No puede ser que todos sean fascistas, racistas, xenófobos o islamófobos.

Al contrario, la mayoría son clases medias o populares.

¿Y por qué la derecha anti inmigración ha subido tanto en países como Suecia, Noruega, Holanda, Dinamarca?

Pues lo mismo

Hasta que la izquierda no haga una reflexión sobre todo eso -también periodistas y medios afines- seguirá bajando.

Fíjense en Italia: ¿Quién era Meloni hace apenas diez años? La ministra de Juventud de Berlusconi.

Ya ven donde está ahora: en el Quirinal.