Diario de campaña, día 1: ¡Aún quedan 15 días!

Cataluña ya está en campaña electoral. En ese período, que por suerte es sólo de dos semanas -demasiado por los periodistas, si nuestra opinión cuenta-, en lo que los partidos políticos inundan de carteles y banderolas las farolas y los árboles de nuestras ciudades; autobuses con caras de políticos recorren nuestras calles y los telediarios dedican un espacio diario a repetir las promesas que hacen los candidatos y que saben que no se cumplirán.

La ausencia de Pedro Sánchez y el regreso triunfante de Carles Puigdemont a escasos kilómetros de la frontera con Cataluña, captaron toda la atención del primer día de campaña. Ambos haciéndose la víctima. Uno porque dice que atacan a su mujer y la otra porque dice que le atacan a él para ir en contra de Cataluña.

Todo el mundo se siente atacado, pero en el primer día de campaña prácticamente nadie habló de los ataques reales que, por ejemplo, sufren los barceloneses con la creciente inseguridad. Nadie habló de ello y nadie prometió nada para solucionarlo. Pocas propuestas para generar ilusión entre la ciudadanía.

Sánchez, de cuerpo presente en el Palacio de la Moncloa, pero invocado a prácticamente todos los mítines -para bien o para mal- fue largamente ovacionado cuando el acto del PSC se proyectó un vídeo con imágenes de él con Salvador Illa. Como si de un se tratara homenaje póstumo.

1.600 personas, dicen que reunieron a los socialistas en Sabadell, aunque parecía que hubiera la mitad. Pero uno no es nadie para poner en duda las cifras que dan los que, cuando existe una manifestación en contra la amnistía que llena el Paseo de Gracia, dicen que eran 1000 o 2000. Illa, por momentos antisistema, pidió a la ciudadanía formar una "resistencia colectiva" para defender a Pedro Sánchez.

En el acto del PSC se vivió el primer incidente de la campaña cuando un miembro de la seguridad del mitin dio una bofetada a una ciudadana que se manifestaba en contra los socialistas.

Aplaudido, mucho, también fue Carles Puigdemont en Argelers sur Mer. En Francia. Qué mal nos habrán hecho los pobres habitantes de Argelers, para darles la murga con un mitin diario en su pabellón de deportes durante dos semanas...

Como si les importara nada la campaña catalana, que ni les va ni viene, que encima les van a okupar durante quince días su pabellón deportivo. Impidiendo a los deportistas de la ciudad hacer uso de un equipamiento público que han pagado y mantienen con sus impuestos. 'Catalunya nos roba' podrían llamar en Argelers, para ir a conjunto con lo que llaman a Can Puigdemont.

El expresidente ya dejó claro en su primer acto que su rival en esta campaña no es ni Illa ni Aragonés. Que es Sánchez. “Ya basta”, dijo... lo que no concretó qué. Por cierto, que antes les hablaba de autocares llenando nuestras calles con fotos de candidatos... hasta seis ha rotulado Junts, que irán arriba y abajo por la AP-7 transportando a militantes de Cataluña en el sur de Francia.

Dios quiera que ninguno de los conductores sea de Vox o lo pasará realmente mal si, en alguno de ellos viajes, se ponen a cantar aquello "señor conductor acelera, acelera, que Puigdemont ya atraviesa la frontera".

Pere Aragonès, que abrió la campaña en Barcelona acompañado de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián, no tiene ganas de jubilarse a los 41 años -aunque ya tenga de por vida sueldo vitalicio-. El presidente de la Generalitat y candidato a la reelección dejó claro que no quiere que su presidencia sea una anécdota. Es decir, que pase sin pena ni gloria, como así ha sido.

Pero tampoco dejó ningún mensaje que ilusione a la ciudadanía por votarle. Fin de la represión, república, resolución del conflicto... Aragonés, que hizo uso del argumentario que se sabe de memoria, dejó claro en su intervención que promete todo a lo que se comprometió hace tres años, y que casi no ha cumplido en nada.

A modo de crítica, y aferrándose a las palabras de Pedro Sánchez en la famosa carta de este miércoles, el candidato de ERC dijo que también ama mucho a su esposa, Janina Juli -que prácticamente tiene proyección pública-... pero que no por eso deja de hacer frente a la ultraderecha.

Más allá de los grandes partidos, ninguna estridencia entre las formaciones más pequeñas que aspiran a obtener representación. Garriga pidió a los catalanes utilizar las elecciones del 12 de mayo en “defensa propia”. Utilizando un lenguaje belicista que demuestra a la perfección el nivel de crispación que existe la política nacional.

Jéssica Albiach, que mostró mucha preocupación por Sánchez, le pidió al presidente español resistir y aguantar “para hacer frente a la ultraderecha”. Palabra que repitió también mucho una desconocida Laia Estrada, candidata de la CUP.

Alejandro Fernández, el hombre que aspira a dar la sorpresa devolviendo al PP todo el poder perdido durante la última década en Cataluña, fue el único que contó con la presencia de una dirigente de primer orden nacional -la número 2 Cuca Gamarra-. El popular aprovechó la situación del secretario general del PSOE para recomendarle la misma receta a él que a Puigdemont: “se marchen a casa”, les dijo.

Carlos Carrizosa, el hombre que heredó el mayor grupo parlamentario que ha tenido nunca Ciudadanos en el Parlament, se vendió en una rueda de prensa discreta como el único leal en la defensa del constitucionalismo en Cataluña. Los naranjas optaron por no hacer un gran acto, conscientes de que, como en las encuestas, no tienen un gran poder de movilización. Consiguieron reunir a más fieles Clara Ponsatí y Silvia Orriols, ambas novedades de esta campaña, que Carrizosa...

Día 1. Y algunos ya estamos hartos de ver cómo el adelanto electoral que Aragonés decidió por su incapacidad de gobernar, nos ha conducido a una campaña y a unas elecciones que nada hace prever que solucionen nada. Se hará largo...