25-N, radiografía del estado del feminismo
El feminismo contemporáneo se concedió una de sus fiestas periódicas el pasado día 25
El feminismo contemporáneo, el nacido de las entrañas flatulentas de Judith Butler y Dylan Mulvaney, se concedió una de sus fiestas periódicas el pasado día 25, acontecimiento que, como es habitual, fue amplificado por todos los medios tradicionales y las capillitas políticas de los cuatro confines del país. La ocasión facilitó un análisis del estado del movimiento.
Salvo la honrosa excepción de la resistencia TERF, llenan las calles miles de activistas que dicen defender a la mujer, pero son incapaces de definir lo que es una mujer. Yo mismo, pasado mañana, puedo ser mujer si acudo a la Magia Registral. De hecho, tomó la palabra en el acto alguna de esas nuevas mujeres con pene, a la espera de que los animalistas consigan colar ahí mujeres con trompa, con cuernos, o con tentáculos.
Las mismas que corean “hermana, yo si te creo” no creyeron a las hermanas que denunciaban a Íñigo Errejón, ni creen a quienes publican cómo dichas hermanas fueron silenciadas, apartadas, ignoradas.
Las responsables de la mayor liberación de violadores y agresores sexuales de la historia, siguen campando a sus anchas diciendo que es inaceptable que las mujeres borrachas y solas tengan que asumir que quizás no es buena idea pasearse borracha y sola, a medianoche, por los lugares más lúgubres de la ciudad.
La fe en las batucadas, eso sí, sigue intacta. Hacen batucadas contra las violaciones, pero sigue habiendo violaciones; las hacen contra la guerra y los bombardeos arrecian; yo propongo que hagan batucadas a favor del aumento de precios del alquiler y así los precios bajarán por fin.
De manera incomprensible, el pintar los bancos de los parques de color violeta no está funcionando. Eso sí que no lo puede entender nadie. Porque nada puede aterrorizar más a un violador que ver un banco pintado de violeta.
Los 20.000 millones al año destinados a políticas de Igualdad a nivel nacional se suman a los presupuestos de igualdad de todas las CCAA, todas las diputaciones, todos los ayuntamientos. Pero ellas mismas dicen que el machismo continúa intacto. ¿Podría ser, tal vez, solo tal vez, que toda esa riada de dinero público se esté gastando de manera escandalosamente inútil?
Sigue vigente la ley Viogen, que mantiene la llamada “inversión de la carga de la prueba” según la cual es el acusado quien tiene que demostrar su inocencia: 2000 años de tradición jurídica nacida del derecho romano enviados a la papelera de la historia. Mientras esa ley siga vigente, que nadie venga hablando de “Estado de derecho” en España.
Vimos ondear al viento banderas palestinas, no sea que no incluyamos en la fiesta a los que matan mujeres a latigazos por enseñar el cabello.
En resumen. Ningún movimiento político ha sido tan horriblemente retorcido y deformado como el feminismo, atrapado hoy en el laberinto demoníaco de todo lo LGTBIQ, todo lo “diverso”, todo lo “incluyente”.
Combatir esta inmundicia es hoy deporte de riesgo, claro está, pero también el más urgente de nuestros deberes civiles. Hermanas, ya no os cree nadie. Lo habéis arrasado todo y el tiempo se os acaba.
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