Felipe VI y Juan Carlos I frente a un fondo oscuro con un emoji de silencio en el centro.
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El secreto del rey Felipe y Juan Carlos I: lo tienen escondido en un sótano oscuro

Sale a la luz lo que nadie sabía sobre la afición secreta que comparte el rey Felipe con su padre Juan Carlos I

En el corazón del Palacio de la Zarzuela, yace un secreto bien guardado entre el rey Felipe y Juan Carlos I. Se trata de una vinoteca con más de 10.000 botellas de vino que el sótano oscuro de la Zarzuela preserva para su correcta conservación. Esta bodega subterránea, con arena del Índico para mantener la humedad, refleja la pasión enológica de los reyes.

Felipe y su padre, Juan Carlos, comparten esta afición, disfrutando de catas en ocasiones especiales. La colección incluye joyas como un Castillo Ygay de 1925, con el que celebraron la abdicación de Juan Carlos. La vinoteca sigue siendo un espacio íntimo donde padre e hijo comparten su amor por el vino.

Juan Carlos I y Felipe VI vestidos de traje oscuro, uno con corbata morada y el otro con corbata negra, ambos con expresión seria.

Sale a la luz el secreto que el rey Felipe y Juan Carlos I ocultan en el sótano de la Zarzuela

La vida del rey Felipe y Juan Carlos I está envuelta en polémicas y secretos. Más allá de sus actos oficiales, existen pasiones ocultas que comparten, lejos del escrutinio público. Una de estas aficiones acaba de ver la luz y tiene como principal enclave los subterráneos de la Zarzuela.

El secreto que Felipe y el emérito tienen oculto en el sótano de palacio es una valiosa vinoteca con una larga trayectoria. Esta colección, cuidadosamente seleccionada, contiene botellas de todo el mundo, representando una tradición familiar que se ha mantenido a lo largo de los años.

Un hombre con barba y traje gris sonríe mientras está de pie en un entorno interior elegante.

El Rey Felipe y su padre, Juan Carlos I, comparten un profundo conocimiento enológico. No solo disfrutan de la cata de vinos, sino que también aprecian el proceso de elaboración y las diferentes variedades. David Rocasolano, primo de Letizia, pudo ver con sus propios ojos lo que el sótano de la Zarzuela esconde y así lo describió en su libro.

“Cuando se encendieron unas tenues luces, ante mí se abrió una vinoteca particular inmensa”, cuenta en Adiós, Princesa. “Paseamos por el laberinto de anaqueles pisando arena de playa, paladeando el aroma noble y sobrio de roble y contemplando el fabuloso espectáculo del vino”.

La excelente y valiosa vinoteca cuenta con más de 10.000 botellas de vino que se conservan en condiciones óptimas y magníficas. Aunque se planteó subastar la bodega tras la polémica cacería en Botsuana, finalmente decidieron conservarla.

Las otras aficiones no tan ocultas del rey Felipe y Juan Carlos I

Más allá del vino, ambos monarcas comparten una profunda pasión por la navegación, heredada de don Juan, abuelo de Felipe. Juan Carlos participó en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, mientras que Felipe compitió en Barcelona 1992. Esta tradición marinera ha sido un vínculo constante entre generaciones de la Familia Real.

El esquí es otra afición compartida; ambos han disfrutado de las pistas de Baqueira-Beret y Sierra Nevada. Juan Carlos sufrió algunas lesiones practicando este deporte, pero nunca abandonó su pasión. Felipe, por su parte, continúa esquiando con su familia siempre que su agenda lo permite.

Un grupo de personas con ropa de abrigo y gorras está en un velero llamado Bribon sobre el agua.

En el ámbito familiar, la afición por la gastronomía es también una constante. Se dice que en la Zarzuela se celebran cenas y comidas con platos elaborados con productos locales y de temporada. El rey Felipe y Juan Carlos I disfrutan de compartir estos momentos con sus familiares y amigos.

Aunque el emérito vive exiliado en Abu Dabi, no olvida la excelente gastronomía de España. Procura rodearse de los platos más representativos y aquellos por los que siente especial predilección. Todo ello aderezado por un buen vino que, sin duda, le recordará la extensa vinoteca que su hijo, el rey Felipe, continúa atesorando en la Zarzuela.

Sea como fuere, padre e hijo continúan teniendo muchas cosas en común, evidencia de una herencia compartida. Estas aficiones han sido pilares en sus vidas y la vinoteca en la Zarzuela permanece como testimonio tangible de esta conexión intergeneracional.

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