Muere el padre de Bertín Osborne: todo lo que se sabe sobre la triste noticia
Ha fallecido el padre de Bertín Osborne. Tenía 96 años y disfrutaba de una relación estrecha con el presentador
Ha fallecido el padre de Bertín Osborne, Enrique Ortiz López-Valdemoro, a los 96 años. El triste suceso ocurrió el pasado 18 de octubre en Madrid. La noticia ha sido un duro golpe para el famoso cantante y presentador, quien mantenía una relación estrecha con su progenitor.
Enrique Ortiz nació en 1928 en una familia noble y ostentaba varios títulos. Era VIII conde de Donadío de Casasola y VII conde de las Navas. Su muerte marca el fin de una era en la vida de Bertín, quien ha pasado por momentos difíciles en los últimos meses debido a problemas personales.
El cuerpo de Enrique fue incinerado en una ceremonia íntima en el tanatorio de La Paz, en Madrid. Esta pérdida se suma a la de la madre de Bertín, María Teresa Osborne y Marenco, fallecida en 1991. La familia ha optado por mantener la privacidad en este doloroso momento.
Aunque no se han revelado las causas exactas de su muerte, Enrique había superado varias complicaciones de salud en el pasado. El año anterior, había sido ingresado de urgencia por una reacción a medicamentos. A pesar de estos episodios, siempre estuvo rodeado del apoyo de sus hijos.
Bertín, en particular, había estado pasando más tiempo en Madrid para cuidar de su padre en los últimos tiempos. La relación entre ellos se había vuelto más cercana con los años, dejando atrás las tensiones del pasado. La familia ahora llora su pérdida en un ambiente de discreción.
Así era el padre de Bertín Osborne
Enrique era un hombre con un fuerte carácter y optimismo, que sorprendía a todos por su vitalidad a pesar de su avanzada edad. Nunca permitió que se hablara de su salud, prefiriendo mantener una imagen de energía. Hasta el final, vivió con entusiasmo y disfrutó de la compañía de su familia.
Aunque Bertín Osborne y su padre no siempre tuvieron una relación fácil, lograron reconciliarse con el tiempo. Durante la adolescencia de Bertín, su rebeldía generó tensiones en la familia. Enrique, conocido por su disciplina, tomó la decisión de distanciarse en algunos momentos.
A lo largo de los años, la relación entre padre e hijo fue mejorando significativamente. A medida que Bertín maduraba, ambos lograron superar sus diferencias. Enrique siempre se mantuvo activo, incluso en sus últimos años, demostrando interés por nuevas experiencias.
En una ocasión, Bertín comentó con humor que su padre seguía pidiendo teléfonos de amigas suyas. A sus 95 años, Enrique aún bromeaba sobre su vida social. Esto demuestra la energía que mantuvo hasta el final, lo que Bertín considera una herencia de su propio carácter.
Enrique también era un hombre de costumbres sencillas, aunque su personalidad aristocrática era inconfundible. Era conocido por frecuentar un restaurante cerca de su casa en Madrid, donde siempre pedía la misma mesa. Su carisma era apreciado por todos los que lo conocían.
A pesar de su avanzada edad, Enrique no dejó de vivir con intensidad. A los 93 años, sorprendió a su hijo confesando que tenía una nueva novia, una profesora de francés. Esta anécdota resume el carácter aventurero y vital de un hombre que nunca perdió el interés por aprender.
El fallecimiento de Enrique Ortiz deja un vacío en la familia Osborne. Su legado no solo se refleja en los títulos que ostentaba, sino en el fuerte lazo que mantuvo con sus hijos. Ahora, la familia enfrenta este doloroso momento con el respeto y la unión que siempre los ha caracterizado.
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