La dura enfermedad de José Corbacho, el humorista que tiene un trasplante de riñón
El humorista desvelaba hace un tiempo la dura enfermedad que ha sufrido durante más de cuatro décadas
José Corbacho, uno de los humoristas más populares de España, desvelaba hace un tiempo la dura y desconocida enfermedad que padecía. El catalán confesaba que llevaba cuatro décadas sufriendo una insuficiencia renal crónica.
Algo que le había llevado a pasar por quirófano y someterse a un trasplante de riñón en 2020, como hacía público a través de sus redes sociales tras la operación.
José Corbacho y la dura enfermedad que padeció
El conocido humorista José Corbacho revelaba hace un tiempo la dura enfermedad que ha padecido. Se trata de insuficiencia renal crónica, una patología que le ha acompañado durante 40 largos años.
La enfermedad, que afecta a un 10% de la población adulta y a un 20% de personas mayores de 60 años, según datos de la Sociedad Española de Nefrología, provoca que los riñones no filtren la sangre como deberían y vayan perdiendo la capacidad de eliminar toxinas.
La situación de José Corbacho, además, empeoraba después de cuatro décadas. Y es que llegó un punto en el que el humorista tuvo que hacer frente a un trasplante de riñón.
Un trasplante de riñón tras 40 años de enfermedad
"Hace tres años me comunicaron que mi insuficiencia renal crónica me llevaría a tener que pasar por un trasplante de riñón", informaba a sus seguidores de redes hace un tiempo. Y es que José Corbacho hacía público que se había sometido a un trasplante, después de 40 años padeciendo la enfermedad.
Fue en el año de la pandemia, en julio de 2020. "El trasplante ha ido muy bien y todos los inputs de esta primera semana están siendo muy positivos", informaba a sus seguidores vía Instagram, con un vídeo de sí mismo tras la operación. "La vida sigue... y es maravillosa".
El presentador y cómico catalán confirmaba, de esta manera, que "se cierra una etapa, pero se abre otra". No se olvidaba, además, de agradecer a su hermana, asegurando que "le debe la vida". "Permitidme la licencia de dar el último agradecimiento a mi hermana Yolanda, la donante. Le debo la vida. Así de simple. Gracias por tu generosidad infinita".
Ni tampoco "al doctor Garat, ya jubilado, que me cogió la mano siendo casi un niño y me ha acompañado hasta hace poco". Y a todo el personal médico que, durante décadas, ha tratado su enfermedad.
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