Una imagen muestra un pan de molde rebanado sobre una tabla de madera y un recuadro con una persona sonriendo al aire libre.
CONSUMO

La experta Mariana Zapién desvela lo que deberías hacer con el pan de molde

El pan de molde es un básico en muchas cocinas, aunque poca gente sabe si es más sano congelarlo o no

El pan de molde es un básico en muchas cocinas. Su versatilidad lo convierte en un alimento ideal para desayunos y meriendas. Sin embargo, su conservación a menudo genera dudas: ¿es mejor congelarlo o evitarlo para mantener sus propiedades?

La respuesta de Mariana Zapién sobre congelar el pan de molde

Una mujer sonriente con cabello largo y oscuro está en un círculo superpuesto sobre una imagen de rebanadas de pan sobre una mesa de madera.

Congelar el pan de molde no solo ayuda a conservarlo por más tiempo, sino que, según Mariana Zapién, ingeniera en alimentos, puede convertirlo en una opción más saludable. Su explicación, respaldada por investigaciones, detalla cómo este proceso beneficia a nuestra salud. ¿El secreto? La transformación del almidón en almidón resistente, que actúa como fibra dietética y tiene efectos positivos sobre la microbiota intestinal.

Cuando congelamos el pan, el almidón que contiene sufre una transformación conocida como retrogradación. Este cambio convierte parte del almidón en una forma más resistente a la digestión.

Al llegar al intestino grueso, este almidón resistente sirve como alimento para las bacterias beneficiosas de nuestra microbiota, actuando como un prebiótico. Según Zapién, este hábito mejora la salud intestinal, reduce el índice glucémico del pan y estabiliza el azúcar en sangre, favoreciendo el control de peso.

Otros consejos de Mariana Zapién para consumir el pan de molde

Además de congelarlo, tostar el pan descongelado potencia estos efectos. Estudios han demostrado que esta combinación puede disminuir la respuesta glucémica del pan en comparación con su consumo fresco. Esto es especialmente relevante para quienes buscan controlar su azúcar en sangre o reducir riesgos asociados con la diabetes tipo 2. 

Mariana Zapién también señala que esta técnica no se limita al pan. Alimentos como arroz, patatas o avena también aprovechan la congelación para aumentar su contenido de almidón resistente. Un simple ajuste diario puede mejorar la ingesta de fibra y el bienestar digestivo.

Para aprovechar al máximo estos beneficios, es recomendable cortar el pan en porciones antes de congelarlo y descongelar solo la cantidad que se necesite. Esto no solo evita el desperdicio, sino que también asegura que cada porción conserve sus propiedades saludables. Al tostarlo, se logra una textura ideal para el consumo y se maximiza la formación de almidón resistente. 

➡️ Consumo

Más noticias: