Imagen de fondo de un supermercado en el que se ve la sección de carne y otra imagen de una mujer con gesto dubitativo
CONSUMO

Un carnicero explica el error más común que cometemos al guardar la carne en la nevera

Conservar la carne fresca en la nevera parece una tarea sencilla, pero muchos cometen errores que afectan su calidad

Conservar la carne fresca en la nevera parece una tarea sencilla, pero muchos cometen errores que afectan su calidad y durabilidad. Mantener este alimento en buen estado no solo garantiza su sabor, sino que también evita el desperdicio y posibles problemas de seguridad alimentaria. Un experto en el tema ha señalado uno de los fallos más comunes que solemos cometer al almacenarla, y su solución podría sorprenderte.

El consejo para mantener tus filetes más frescos en la nevera

Mujer pensando y otra cogiendo la carne en un supermercado

Por ello, según el carnicero y tiktoker @alexxthebutcher, muchos cometen un error frecuente al almacenar la carne: guardarla en táperes herméticos.

En un video, Álex explica que guardar carne fresca en recipientes cerrados acelera su deterioro. “Lo que vais a conseguir con esto es que este filete no respire, que no dure ni dos días en la nevera, cuando lo abras va a oler fatal porque va a estar podrido y encima lo vais a tocar y va a estar pegajoso. Es un error garrafal”, sentencia.

El carnicero recomienda mantener la carne en el papel en el que se entrega en la carnicería. “No se os ocurra poner un producto fresco que se os da en la carnicería dentro de un táper o de una bandeja y cerrarla. Siempre dejad el filete en el papel, os va a durar muchísimo más”, sostiene.

Esta práctica permite que la carne tenga una mínima circulación de aire, evitando la acumulación de humedad que favorece el crecimiento de bacterias y hongos. Además, mantener la carne en su envoltorio original facilita su identificación y reduce el riesgo de contaminación cruzada con otros alimentos en la nevera.

Es importante destacar que la temperatura de almacenamiento también juega un papel crucial en la conservación de la carne. Se recomienda mantenerla en la parte más fría del frigorífico, generalmente en la zona inferior, a una temperatura de 4° C o menos. Esto ayuda a prevenir el crecimiento de microorganismos que pueden causar enfermedades alimentarias.

Además, es aconsejable consumir la carne fresca en un plazo de dos a tres días desde su compra. Si no se va a consumir en ese tiempo, es preferible congelarla para prolongar su vida útil. Al descongelarla, debe hacerse en el refrigerador y no a temperatura ambiente, para evitar la proliferación bacteriana.

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