El impresionante pueblo catalán que es famoso por su historia milenaria

Entre los valles y montañas de una comarca pirenaica, se encuentra un lugar con siglos de historia que ha sabido preservar su esencia medieval. Rodeado por la naturaleza y el sonido del río, este destino es perfecto para una escapada. Un lugar ideal para quienes buscan explorar el patrimonio histórico en un entorno natural único.

Este lugar es Gerri de la Sal, una pequeña villa medieval ubicada en el Pallars Sobirà, dentro de la provincia de Lleida. Se sitúa en la vertiente norte de la comarca, en un estrechamiento del río Noguera Pallaresa. Este encantador pueblo es conocido por su patrimonio relacionado con la explotación de la sal y por su Monasterio de Santa María.

Qué ver y qué hacer

Gerri de la Sal ofrece diversas actividades que permiten descubrir su historia y sus tradiciones. Uno de sus principales atractivos es el Museo de Gerri de la Sal, ubicado en el antiguo almacén de sal conocido como Real Alfolí.

Este impresionante edificio, uno de los más grandes de toda la comarca, muestra cómo se extraía, trataba y almacenaba la sal desde la Edad Media. La explotación de la sal fue, durante mucho tiempo, el motor económico de la localidad, y este museo permite conocer en profundidad esta parte esencial de su historia.

El otro gran atractivo es el Monasterio de Santa María, situado justo enfrente del pueblo. Fundado en el siglo XII por la orden benedictina, este monasterio fue durante mucho tiempo un importante centro religioso y cultural. Aunque ya no está en funcionamiento, los visitantes pueden explorar lo que queda de él, incluida su iglesia, que cuenta con un hermoso pórtico y capiteles decorados en su interior.

Dónde está y cuántos habitantes tiene

Se encuentra en la parte sur de la comarca del Pallars Sobirà, a orillas del río Noguera Pallaresa, rodeado de dos imponentes congostos. Este pueblo tiene una población pequeña, con unos 150 habitantes que viven en sus antiguas casas de piedra, muchas conservadas desde la época medieval. Es un lugar tranquilo, ideal para desconectar y disfrutar de la historia y la naturaleza.

Para llegar desde Barcelona, hay que recorrer aproximadamente 240 kilómetros, lo que se traduce en unas tres horas y media en coche. Aunque pequeño, Gerri de la Sal ofrece una combinación única de historia, patrimonio y naturaleza, lo que lo convierte en un destino fascinante para quienes buscan tesoros ocultos en Cataluña.