Catalanes denuncian que Vueling les ha dejado tirados en Venecia: 'No nos dicen nada'

Ya es casi una tradición en verano ver a gente tirada en el aeropuerto por culpa de retrasos o cancelaciones de vuelos. Estos días se ha conocido, por ejemplo, el caos vivido en Madeira, en la que más de 60 catalanes no han podido volver el día previsto por culpa de un temporal. Sin embargo, desgraciadamente no ha sido el único caso.

Un grupo de catalanes se ha puesto en contacto con E-Notícies para explicar el calvario que están sufriendo por culpa de Vueling. Tenían previsto un vuelo Venecia-Barcelona para este domingo, pero una avería obligó a la compañía a cancelar el vuelo en cuestión. Esta triste realidad, pese a ser una anomalía, cada vez se está convirtiendo en algo habitual. El problema es que su vivencia se ha transformado en un cúmulo de despropósitos que ha colmado el vaso de la paciencia de los clientes de esta compañía.

Los afectados denuncian que Vueling no les ha ofrecido ninguna alternativa para pasar la noche. Ni un hotel ni nada por el estilo. Solamente la opción de coger un bus, una opción inviable ya que había unos 200 afectados. Esto obligó a estos clientes a dormir con las maletas en el mismo aeropuerto de Venecia. “Hay gente de 75 años tirada por aquí”, explican.

El problema se ha agravado este lunes por la mañana. Estaba previsto otro vuelo para las 9 de la mañana, pero la falta de tripulación ha vuelto a dejar sin opciones de volver a los afectados, que van camino de las 24 horas esperando una solución. Y es que, después de informar de que este nuevo vuelo tampoco saldría, la compañía solamente les ha dicho que ahora hay “falta de aviones”.

Los afectados también se quejan de la falta de información que les proporciona la compañía. “No nos dicen nada”, cuentan resignados. Y esperan a que tarde o temprano Vueling les pueda proporcionar una solución. 

El calvario que están sufriendo estos catalanes en Venecia es una muestra más del caos que se vive en muchos aeropuertos en verano. La afluencia masiva de pasajeros que aprovechan sus vacaciones para viajar tensiona el sector y deja sin protección a unos clientes que iban a disfrutar de unos días de desconexión, pero que acaban viéndose obligados a perder horas y días entre quejas y reclamaciones, cuando no tirados en los aeropuertos esperando respuestas.