Personas bailando en una fiesta con luces rojas y confeti en el aire, con un emoji de cara triste superpuesto.
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Adiós a una mítica discoteca de Barcelona: podría tener los días contados

El local se enfrenta a la denuncia de un vecino al que supuestamente le molestan los ruidos de los conciertos

Barcelona podría perder uno de sus últimos bastiones de la música rock y heavy metal. Al menos así lo han avanzado desde Metrópoli Abierta al afirmar que uno de los espacios más emblemáticos podría tener los días contados. En ese lugar se han acogido conciertos y sesiones temáticas durante años y parece que ahora está condenado al silencio.

Se trata de la Sala Bóveda, abierta en Barcelona desde hace 32 años y que ahora se enfrenta a un posible cierre. Todo ello tras la amenaza del Ayuntamiento de Barcelona de precintar el local el próximo martes 26 de noviembre. La razón principal son las denuncias por exceder los límites de ruido en sus sesiones de tarde.

Los propietarios de la discoteca explican que la denuncia proviene de un particular que no reside en el edificio afectado. Si no que utiliza el inmueble como alojamiento turístico temporal. Ante esta situación, la discoteca ha iniciado una recogida de firmas entre los vecinos de la calle Roc Boronat para demostrar que el local no genera molestias a la comunidad.

Un grupo de personas disfruta de un concierto en un ambiente oscuro con luces rojas y un músico tocando el teclado en el escenario.

Una discoteca con problemas en el centro de Barcelona

Mientras, los propietarios afirman que ya se han implementado medidas para reducir el impacto acústico. Un ejemplo ha sido la sustitución de los equipos de sonido por modelos menos potentes. Sin embargo, el límite permitido de 98 decibelios sigue siendo difícil de respetar durante las actuaciones en vivo. 

Y es que instrumentos como la batería pueden superar esta cifra incluso en condiciones controladas. Esta problemática ha obligado a cancelar 78 conciertos programados. Esta situación no solo afecta la economía de la discoteca, sino también el panorama cultural de Barcelona.

"Somos una sala que apuesta por las bandas que no tienen espacio en otros lugares por el género musical que representan", lamentan los responsables. Hasta el momento, no han cedido a las presiones del turismo masivo ni ha modificado su esencia para atraer otro perfil de público.

Cada vez es más común la reconversión de espacios en negocios para el turismo, pero la discoteca representa un reducto para los amantes del rock. Los propietarios aseguran estar en conversaciones con el consistorio.

Banda de rock tocando en un escenario iluminado con luces brillantes y una multitud animada.

El futuro de la discoteca

De  hecho, aseguran que muestran disposición para colaborar siempre y cuando se suspendan los conciertos hasta garantizar el cumplimiento de la normativa acústica. Sin embargo, realizar grandes obras de insonorización es inviable debido al contrato de alquiler vigente, que expira en poco más de un año.

A pesar de las dificultades, los gestores de la Sala Bóveda no pierden la esperanza. "Al final, los perjudicados somos nosotros, que llevamos más de tres décadas apoyando la música en directo", señalan. La recogida de firmas y el apoyo de los vecinos serán clave en los próximos días para decidir el futuro de este histórico espacio cultural.

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