Los prejuicios de una soltera sobre los hombres protagonizan su cita en 'First Dates'

'First Dates' presentó a una azafata de vuelo jubilada con un arquitecto de 65 años. Sara y Abel visitaron el restaurante más romántico de la televisión con la intención de enamorarse. Sin embargo, los prejuicios de uno de ellos no lo puso muy fácil.

Nada más verse, los dos solteros de 'First Dates' conectaron el uno con el otro. Sara le contó que conoce muchos idiomas por su trabajo, mientras que Abel se mostró encantado de que su cita supiera idiomas. El soltero también sabía varios idiomas.

La soltera en 'First Dates' le confesó que, una vez jubilada, se había ido a vivir a la España vaciada porque busca la tranquilidad del campo. El soltero, por su parte, coincidió con ella. Acto seguido, Sara le advirtió de algo importante para ella y que  su cita debería respetar.

"Te voy a confesar una cosa. Lo máximo que voy a hacer es tocarme solo el dedo meñique", declaró la soltera, ante un Abel descolocado que no entendía a su cita. "Porque no quiero hacer nada más", prosiguió la soltera, explicándole que no es de esas personas que sin conocerse acaban en la misma cama. 

"Los hombres franceses, los pocos que he conocido, siempre te preguntan hasta donde quieren llegar para no hacerse a la idea de que a lo mejor puedan pasar la noche contigo o acabar dándose besos contigo y tú no quieras", le comunicó Sara a su cita.

Abel no pensaba muy distinto en 'First Dates'. El soltero le confesó que, para él, acostarse en la primera cita está mal. "Yo tampoco, me parece de malísimo gusto. Tiene que haber mucho más trasfondo", expresó el arquitecto. Sara, por su parte, le reconoció los prejuicios que tuvo con él tras las primeras impresiones.

"Te hacía una persona más mundana, más vanidosa, porque la mayoría de la gente lo es", le admitió la soltera a su cita. Aun con prejuicios o no, la cita resultó ser todo un éxito. Los dos solteros terminaron encantados el uno con el otro y, por lo tanto, dijeron que querrían tener una segunda cita.