Rosario, la abuela de la novia que murió en una de las bodas de los 38 intoxicados

El pasado 29 de julio, la boda de Carla y Fran, en el restaurante Las Cabañas y en la finca Los Ventorros, en Salamanca, tuvo un final trágico. Y es que Rosario Gutiérrez Fernández, la abuela de Carla, de 95 años, murió a causa de una intoxicación. 

Aquel día, en la finca Los Ventorros, acogió dos bodas: la de Carla y Fran, y la de Luisa y José. Unos 500 asistentes que acudieron a la finca repartidos en las dos bodas y de los cuales, hasta 38, acudieron aquella noche a urgencias por una intoxicación. 

Las Cabañas brindan un servicio incesante desde 1885, y es que el restaurante ofrece hasta 21 menús de boda distintos. Cuatro de ellos incluyen carabineros. Según algunos de los comensales de ambas bodas, aseguraban que los mariscos habían sido el foco de la intoxicación. No obstante, los casos de intoxicación fueron leves y los invitados recibieron el alta inmediata con la recomendación de una hidratación profunda. 

Peor suerte corrió Rosario, la abuela de Carla. La mujer, de 95 años, se había desplazado de Santander a Salamanca para acudir al enlace de su nieta con Fran. Y es que según cuenta la Guardia Civil, al acabar la celebración, Rosario empezó a tener vómitos y diarrea en el hotel donde se alojaba.

A las 01:30 horas, un médico del ambulatorio avisó a otros sanitarios para organizar el traslado de la mujer al centro de salud. Pero, lamentablemente, a las 01:45, Rosario fallecía en la habitación donde se alojaba. Aún no se conoce la causa exacta de la muerte de Rosario, pero el mismo atestado de la Benemérita describe la muerte como "no natural".

Los dueños de la finca, ayudaron a trasladar a los afectados

A causa de la muerte de Rosario y de la intoxicación de otras 38 personas, se abrió una investigación penal y se realizaron informes de toxicología a los afectados y a la fallecida. Pese a que aún no se sabe con certeza que causó la muerte de Rosario, muchos comensales apuntan directamente a la salsa de los carabineros que se sirvieron aquella noche. 

Luisa y José, los novios de la otra boda, aseguraban a Telecinco que "Lo estábamos pasando divinamente. La comida perfecta, mucha cantidad... Los dueños portándose muy bien con nosotros". Pese a eso, al final de la noche algunos de los invitados comenzaron a sentirse mal, incluida la novia. 

Gerardo y Vicente Díaz, los actuales dueños del restaurante familiar, y algunos de los camareros se ofrecieron a llevar a los afectados con sus coches al centro de salud más cercano.