Un retrato de un hombre dentro de un círculo rojo con un lazo negro en la parte inferior izquierda sobre un fondo de una calle con escombros y árboles dañados.
SUCESOS

Hallan el cuerpo de Jose, vecino de Catarroja, desaparecido hace una semana en la DANA

Las autoridades han confirmado el hallazgo del cuerpo de José, un vecino desaparecido tras la riada que asoló la región

En Catarroja, Valencia, las secuelas de la DANA del 29 de octubre se siguen viviendo con intensidad. Esta semana, las autoridades confirmaron el hallazgo del cuerpo de José, un vecino desaparecido tras la riada que asoló la región.

José fue una de las 211 víctimas mortales que ha dejado la catástrofe en Valencia. Su cuerpo fue encontrado en un parque cercano a su domicilio, sepultado entre lodo y cañas. La crecida del barranco del Poyo arrasó la zona y lo empujó junto a los vehículos que la corriente desplazó, quedando invisible bajo los escombros.

Un hombre de cabello canoso y camiseta gris sonriendo frente a una pared clara.

La búsqueda de José no fue fácil. Cada vivienda de Catarroja mantiene, en sus puertas, pares de botas que simbolizan a cada miembro de la familia. En la puerta de la casa de Susana, la pareja de José, faltaba un par: las botas de José.

En su lugar, Susana había colocado tres cañas con los extremos vendados, que utilizaba como bastones improvisados para recorrer cada rincón, buscando a su pareja.

José fue arrastrado por la corriente en la misma puerta de su casa. Cuando las calles empezaron a inundarse, bajó con otros vecinos para colocar tablones en el garaje, esperando que el agua no alcanzara los coches.

Sin embargo, la situación se desbordó en cuestión de segundos. José apenas sintió el agua subir hasta sus tobillos cuando la riada lo sorprendió con una fuerza que no esperaba. La corriente lo arrastró calle abajo, perdiéndose entre el lodo y la devastación.

Desde el día siguiente, Susana comenzó una intensa búsqueda. Día tras día, recorrió las calles de Catarroja, atravesando el barro y los restos que la riada había dejado atrás. Familias, amigos y vecinos se unieron a la búsqueda de José, un hombre querido en la comunidad.

Susana y él habían compartido toda una vida, y ella no se detuvo. Llegó a caminar hasta 13 kilómetros al día, recorriendo sin descanso las zonas afectadas. Su único objetivo era encontrarlo, con la esperanza de que aún estuviera con vida.

A medida que pasaban los días, las esperanzas de Susana se desvanecían. Sin embargo, la necesidad de hallar el cuerpo de José no cesaba. Con la ayuda de la comunidad, Susana consiguió finalmente localizarlo.

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