Esteban, el conserje asesinado en un bloque de pisos: un vecino escondió el cadáver
El hombre fue asesinado con arma blanca, presuntamente, por un vecino del mismo bloque
Esteban Rodríguez era el portero de un bloque de pisos ubicado en el distrito de Ciudad Lineal de Madrid. Todo transcurría con normalidad en su jornada laboral hasta que el pasado martes, 10 de octubre, sobre las 18:00 horas fue asesinado por un vecino de la comunidad.
El hombre estaba en plena jornada laboral, la cual terminaba a las 20:00 horas de la tarde, y su mujer lo esperaba en casa. La desagradable sorpresa es que nunca llegó.
Fue asesinado en el mismo bloque de pisos
Esteban llevaba treinta años trabajando en el bloque de pisos ubicado en el número 366 de la calle Alcalá de Madrid, en el barrio de Pueblo Nuevo. Después de que la familia llevara horas sin saber absolutamente nada del conserje, su hijo llamó a la administradora de la finca para poder solicitar las cámaras de seguridad.
En esas cámaras de videovigilancia se pudo ver como Esteban entró en un piso del bloque, pero ya nunca salió. Los agentes acudieron a dicha casa, pero no pudieron acceder ya que no tenían una orden judicial.
Sin embargo, tras ver las imágenes, 48 horas después de su desaparición, los bomberos pudieron entrar en el piso donde se vio por última vez a Esteban. Lo hicieron por la ventana y una vez dentro encontraron el cadáver del hombre con una herida de arma blanca en el cuello.
El piso donde fue hallado sin vida Esteban es el de Alfredo, un residente del bloque de toda la vida que vivía en el 1° C del edificio.
Alfredo, el supuesto agresor de Esteban
A través de las cámaras de seguridad también se pudo ver como Alfredo, el supuesto agresor, salió del edificio poco después de las 18 horas. En el vídeo se puede apreciar que Alfredo “saluda ostentosamente” a una vecina y se va, según explican fuentes policiales. Además, hay un detalle que no ha pasado desapercibido: salió con una bolsa en la mano. Ahora, el presunto asesino está en paradero desconocido.
Esteban tenía 68 años y su día estaba siendo completamente rutinario. Él había ido a buscar al colegio a su nieto, con la compañía de su hijo. Merendaron juntos y luego bajó a la recepción, sin embargo, unas horas después ya se le perdió el rastro.
“Lo primero que hicimos fue recorrer el barrio por si había salido y se había despistado”, asegura el hijo de Esteban. Incluso pensaron que le podría haber pasado algo: “Llamamos a todos los hospitales y, finalmente, pusimos una denuncia”.
No saber nada de él en 48 horas era muy extraño, pues “él siempre llevaba el móvil encima y estaba localizable”.
Al parecer, el vecino tenía cierto interés en vender objetos a la víctima. “Ese hombre llevaba unos días queriendo vender cosas a mi padre”, señala su hijo, quien recalca que nunca había tenido problemas con el agresor.
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