Doce años sin José: desapareció 24 horas después de entrar a una residencia
José padecía demencia senil y desapareció de la residencia sin dejar rastro
José Molina, tenía 84 años y le habían diagnosticado demencia senil. "Nos dijeron que en casa no podía estar", cuenta Ana, la hija pequeña de José.
"No era seguro para él... Hablamos con los médicos y con la asistenta social y decidimos que lo mejor era que mi padre ingresara en una residencia", lamenta.
José, malagueño de origen, vivía en Barcelona hacía muchos años. Allí se había dedicado al servicio público de autobuses. Tras su jubilación, los despistes se agravaron y le diagnosticaron demencia senil.
Ana recuerda de en los últimos tiempos no podían dejarlo solo, ya que José tenía tendencia a salir. “Tras una de sus salidas, nos recomendaron la residencia”, cuenta su hija. Hacía diez años que José vivía con su hija Ana, desde que su mujer falleció.
Desde que le diagnosticaran demencia senil, José protagonizaba varias huidas. En ellas, él creía que se iba a trabajar o a realizar tareas del campo, del que era un gran apasionado.
“Ante sus huidas yo no lo podía controlar y la única opción para que no saliera era tenerle atado si yo no estaba en casa... No lo iba a atar”, explica Ana. Para la seguridad del hombre, Ana y la familia decidieron trasladar a José a una residencia.
24 horas en la residencia
José ingresó en la residencia el martes 18 de octubre de 2011. El miércoles desapareció. Desde entonces Ana busca a su padre. Han pasado doce años y no se sabe nada del ‘señor José’, como le llamaban.
La Llar Sant Jordi, en Gélida(Barcelona), fue el lugar donde ingresaron a Jose. Según cuenta Ana, solo quedaba una plaza y se la dieron a su padre. "Eran unos 20 minutos en coche desde casa", en Sant Esteve Sesrovires, cerca de Martorell (Barcelona).
Tras ingresarlo, Ana y su familia estuvieron toda la tarde con José en la residencia. “Quedamos en regresar al día siguiente para terminar el papeleo”, recuerda.
Ana avisó a la directora del centro de las huidas de su padre. Desde la residencia le aseguraron que su padre estaría bien.
El 19 de octubre, Ana y su marido volvieron a la residencia. Su padre había pasado bien la noche.
“Me fui a hablar con la directora y cuando acabé ya era la hora de la comida, poco antes de las dos. Como tenía que volver por la tarde, pensé que era mejor no molestarlo. Pensé: luego estaré con él", recuerda Ana. Nunca volvió a ver a su padre.
A las cinco de la tarde, cuando Ana volvía al centro, la directora la avisó de que su padre no estaba. Al llegar encontró a los bomberos y los Mossos rastreado la zona. “Al parecer, me avisaron a las cinco, pero mi padre desapareció a las tres”, cuenta Ana.
Buscan al desaparecido de 83 años en Barcelona
Según las pesquisas de la policía, José salió del centro cuando vio a la peluquera salir. Pese a eso, Ana deduce que la búsqueda de su padre empezó muy tarde.
“Mi padre andaba muy despacito. No corría. Ese camino de tierra, al salir, una persona normal lo hará en unos diez minutos, mi padre tardaría más…”.
Desde entonces la búsqueda no ha dado ningún resultado. La familia de José hizo batidas y empapeló con carteles rincones cercanos al lugar de su desaparición, pero no ha servido de nada.
Ana denuncia que la residencia se desvinculó del todo.
"En ningún momento ayudaron. Ni se ofrecieron a nada ni preguntaron cómo estaba. Al mes de desaparecer, me llamaron para decirme que la plaza de mi padre iba a ser ocupada, ya que no estaba él. No me han vuelto a llamar”.
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