Cobrar una pensión de la Seguridad Social es la meta de muchos trabajadores y el sueño de jóvenes que ven la jubilación como una fantasía que nunca podrán alcanzar.
Pero también hay otro grupo que puede tener cierta incertidumbre respecto a si, en su momento, tendrá derecho o no a cobrar una pensión. Hay personas que nunca han trabajado o, que sí lo han hecho, pero nunca han podido cotizar. Sucede, por ejemplo, con los trabajadores del hogar, pero no son los únicos.
El Imserso, con el apoyo del gobierno y las entidades involucradas, estableció hace mucho tiempo una medida para salvaguardar los derechos de estas personas. Sobre todo, para garantizarles una pensión que al menos cubriera sus necesidades básicas. La que se conoce como pensión no contributiva.
Va dirigida a todas aquellas personas que han cotizado menos de 15 años. Hay que tener en cuenta que, por motivos diversos, hay personas que, pese a haber trabajado, no han cotizado lo suficiente. Trabajadores con contratos irregulares, entre ellos, que también merecen una compensación al final de su vida laboral.
Sin embargo, para acceder a ella, se establecieron requisitos estrictos que deben cumplirse rigurosamente para entrar en la lista de la Seguridad Social.
Una vez que se cumplen estos criterios, se establece una cuantía para la pensión no contributiva. Según la normativa, aquellos que cumplen con los requisitos recibirán una pensión íntegra, de 484,61 euros mensuales. Es decir, un total de 6784,54 euros anuales en 2023
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Sin embargo, en algunos casos particulares, esta cifra puede reducirse a una mensualidad mínima de 121,15 euros, según la situación de cada persona. Esto sería un total de 1696,14 euros al año.
Esta pensión ha generado siempre controversia. Algunos argumentan que es un paso esencial para proteger los derechos de los trabajadores que han tenido peor suerte. Proporcionarles una pensión, aunque sea modesta, es una forma de darles cierta estabilidad en su vejez, aunque no cumplan con los requisitos para llegar a cobrar una pensión normal.
Sin embargo, otros han planteado preocupaciones sobre el impacto económico que supone pagar este dinero extra a personas que no han aportado su parte de impuestos durante sus años más jóvenes.
Han señalado que el sistema de pensiones ya está bajo presión. Sobre todo, debido al envejecimiento de la población y a la disminución de la tasa de natalidad.
Algunos han argumentado que el gobierno debería haber diseñado un programa de integración en el sistema de cotización para estos trabajadores, en lugar de otorgarles una pensión sin cotizaciones previas.
A pesar de las opiniones divididas, lo cierto es que esta pensión no contributiva es una luz de esperanza para muchas personas.
Sobre todo, para aquellos trabajadores del hogar que, a lo largo de sus vidas, han dedicado su tiempo y esfuerzo a cuidar de otros. Pero, que nunca antes se habían beneficiado de los derechos y protecciones laborales que otros trabajadores disfrutan.