Esta es la ciudad de España con peor suerte: mejor no compres aquí décimos de Lotería

La Lotería de Navidad es seguida cada año por millones de personas, que sueñan con ganar el Gordo y hacerse millonarias. Sin embargo, si vives en Melilla, puede que quieras pensártelo dos veces antes de comprar tu décimo de la Lotería de Navidad.

Melilla es conocida por muchas cosas, pero desafortunadamente, la suerte en la Lotería de Navidad no es una de ellas. Desde que se inició el sorteo en 1812, el Gordo nunca ha caído en esta ciudad autónoma. Esto convierte a Melilla en la ciudad más gafada de España en términos de la Lotería de Navidad.

Melilla es la ciudad con menos suerte de España: nunca ha tocado el Gordo

No hay una explicación científica para la mala suerte de Melilla en la Lotería de Navidad. Algunos creen que es simplemente una cuestión de probabilidad. Con una población de alrededor de 86.000 habitantes, Melilla es una de las ciudades más pequeñas de España.

Esto significa que se venden menos décimos en comparación con ciudades más grandes como Madrid o Barcelona, lo que reduce las posibilidades de que el Gordo caiga allí.

Otras ciudades con poca suerte en la Lotería de Navidad

Melilla no es la única ciudad que ha tenido mala suerte en el sorteo de la Lotería de Navidad. Otras ciudades donde el Gordo ha tocado menos veces son estas:

• Ceuta: Al igual que Melilla, Ceuta es una ciudad autónoma con una población relativamente pequeña. El Gordo ha caído en Ceuta en muy pocas ocasiones, lo que la convierte en otra ciudad con poca suerte en la Lotería de Navidad.
• Huesca: Otra ciudad que ha tenido poca suerte en el sorteo. Aunque no es tan pequeña como Melilla o Ceuta, el Gordo ha pasado de largo en esta ciudad en la mayoría de los sorteos.
• Ávila: Es conocida por sus murallas medievales, pero no por ganar la Lotería de Navidad. Esta ciudad también ha tenido poca suerte en el sorteo a lo largo de los años.

Melilla puede ser la ciudad con menos suerte de España en términos de la Lotería de Navidad, pero eso no significa que algún día las tornas cambien. La emoción y la esperanza que genera el evento son parte de la magia de la Navidad. Así que, si decides comprar un décimo, hazlo con ilusión y quién sabe qué ocurrirá este año.