En septiembre, cuando se piensa en un tranquilo cambio hacia el otoño, lo que generalmente no se espera es una súbita inundación. Sin embargo, la naturaleza a menudo nos sorprende con sus caprichos.
Las lluvias intensas pueden convertir calles en ríos y campos en lagos en cuestión de horas. Las personas se apresuran a proteger sus hogares y pertenencias, mientras los servicios de emergencia trabajan para ayudar a aquellos que se ven afectados.
En un lapso de tan solo 24 horas, algunas localidades en España experimentaron la caída de hasta 800 litros de lluvia. Este evento, comparado con las devastadoras imágenes de Grecia, resultó una situación desafiante para los habitantes locales.
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Tal como muestra Jorge Rey en su vídeo, las imágenes de Grecia son un testimonio visual de la magnitud de la tormenta. Un lugar que normalmente disfruta de temperaturas de 27 grados se convirtió en una escena de tormenta.
Al mismo tiempo, en áreas del Cantábrico en España, se registraron tormentas igualmente intensas, con informes de tormentas de granizo en la provincia de Vizcaya. Aunque estas tormentas han sido notables, ciertas regiones como Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía aún no han experimentado lluvias intensas. Eso sí, se espera que lleguen pronto.
Un punto de preocupación adicional fue el huracán Margot en el Atlántico. Aunque hubo especulación sobre si este huracán podría afectar a España, las autoridades meteorológicas han indicado que no hay una amenaza inmediata de que Margot toque tierra en el país.
Entonces, ¿qué ha causado estas condiciones climáticas extremas en Grecia y España? La respuesta radica en las temperaturas del Mediterráneo después del verano.
Ambos países experimentan veranos cálidos que calientan las aguas del Mediterráneo, acumulando energía en la región. No obstante, lo que hizo que Grecia fuera particularmente vulnerable fue la llegada de un aire frío continental excepcionalmente intenso. Esta masa de aire frío descendió directamente sobre Grecia, provocando lluvias torrenciales e inundaciones devastadoras.
A medida que avanzamos hacia octubre, un mes que suele caracterizarse por una transición gradual hacia temperaturas más frías y la llegada del otoño, podría sorprendernos este año con un cambio inusual.
Uno de los indicadores naturales que ha llamado la atención es el comportamiento de las golondrinas. Estas aves migratorias a menudo tienen un conocimiento innato de los cambios climáticos y suelen adelantarse a la llegada de condiciones climáticas frías.
Los informes sobre la partida temprana de las golondrinas este año sugieren que el invierno podría llegar antes de lo esperado. Sin embargo, es importante recordar que, aunque estos indicadores naturales pueden ser interesantes, no siempre son precisos en términos de predicciones meteorológicas.
Tomemos, por ejemplo, el refrán sobre las avispas. Jorge Rey sostiene que: “Si bien se ha mencionado que un año con una mayor presencia de avispas puede ser un indicio de un invierno severo, esto no ha sido verificado de manera concluyente”.
Es crucial tener en cuenta que la meteorología es una ciencia compleja y que las predicciones a largo plazo dependen de una amplia gama de factores. Las observaciones y los refranes populares pueden proporcionar pistas interesantes, pero no deben considerarse como pronósticos definitivos.
Asimismo, cabe destacar que el clima no conoce fronteras y que los eventos climáticos pueden afectar a regiones más allá de las fronteras nacionales. Un ejemplo de esto es un observador del tiempo que compartió imágenes desde el municipio de La Gans, en el Pirineo francés.
Estas imágenes, aunque no son de España, son igualmente impresionantes y subrayan la importancia de mantenerse informados sobre los fenómenos climáticos en todo el mundo.