Judio de espaldas

Historia del pueblo judío

Hasta 1948, los judíos han tenido que afrontar un total de 80 expulsiones

Los judíos, que hoy en día viven mayoritariamente en Israel, han sido objeto de numerosos ataques racistas a lo largo de la historia. Fueron expulsados de numerosos reinos cristianos durante la Edad Media, una vez que los romanos destruyeron Jerusalén (emperador Adriano en 135 AD) y obligaron a casi la totalidad de los judíos a huir de Israel, comenzó un largo periodo de exilio conocido como Diáspora, tampoco podemos olvidarnos de lo que hizo el gobierno nazi con el exterminio de 6 millones de judíos, etc. Hasta 1948, los judíos han tenido que afrontar un total de 80 expulsiones. Es decir, que más o menos, cada 25 años tenían que cambiar de residencia.

Este rechazo es lo que se ha venido a simplificar en antisemitismo. Aunque la etimología de la palabra induce a pensar en rechazar a cualquier pueblo semítico, con el paso de los años se ha desvirtuado en simplemente resumir el rechazo a los judíos. Hay muchas contradicciones en cuanto a dónde nace el odio/rechazo, desde un plano:

  • Religioso: los cristianos siempre han acusado los judíos de matar a Jesús (con la complicidad romana, claro), y ya sabemos la importancia de la religión en los países por los que se han ido pasando. Hace poco Benedicto XVI ha exonerado a los judíos de ello.
     
  • De supremacía: algunos dicen que durante siglos los judíos han presumido de ser los elegidos del Señor.
     
  • Inferioridad: fijaros lo complejo que es el tema, que no solo por supremacía se les ha odiado, sino también por inferioridad, aludiendo que los judíos son una raza inferior, que fue la razón principal exhibida por la solución final de Eichmann. Y fijaros también lo equivocado que se puede llegar a estar, que judío no es una raza, ya que siempre te quedará la opción de reconvertirte.
     
  • Scapegoat o chivo expiatorio: ya sabemos lo que nos gusta buscar culpables cuando vienen mal dadas, así que los judíos han sido el subterfugio al que acudir como culpable de los males.

Sin embargo, y esta es mi opinión, yo creo que todo tiene más que ver con la economía, la madre de todos los problemas sociales de la historia. Desde la caída del Imperio Romano, hasta las revueltas árabes recientes de 2011.

Y el problema, insisto, en mi opinión, es en muchas ocasiones la envidia generalizada. Hay que reconocer, y creo que esto es objetivo, que muchos judíos han sido brillantes, emprendiendo negocios arriesgados incluso en las situaciones más lamentables. 173 judíos han sido laureados con el Premio Nobel. Es cierto que los Nobel tienen mucho factor político, pero no creo que la fuerza política pueda influir en tantos premios Nobel. 

Tampoco siempre han sido todos los judíos millonarios. Los judíos de Rusia y Polonia entre los siglos XVII y XX fueron muy pobres, y también eran odiados hasta la muerte. Stalin incluso les “regaló” un oblast para dejarlos a su merced en una esquina recóndita de Rusia.

Escribí meses atrás sobre la importancia en Israel en el sector tecnológico y militar, pero, si tuviéramos que citar uno como icono del éxito judío, creo que no hay duda que dominaron, dominan y dominarán el sector financiero, el oxígeno que toda economía necesita. Y empecemos a contar un poco la historia de los judíos en este sector, que aunque hoy en día sea el objeto de todas las críticas, no deja de ser cierto que ha sido fundamental en el despegue de muchos otros sectores desde el fin de la edad media.

Los judíos fueron rechazados desde el comienzo en muchos negocios tradicionales. Además, eran rechazados en muchas universidades. Es por ello, que no les quedó otra que emprender. No les quedó otro remedio que emprender. Y donde realmente emprendieron y reinaron, fue como inversor de muchos empresarios, lo que luego derivó en la importancia que tienen hoy en día en las multinacionales, banca mundial y en las principales bolsas.

¿Y dónde nace todo esto? En la Italia renacentista, “curiosamente”. Todos conocemos la Italia renacentista por la renovación en el mundo científico (ya sea humano como natural), pero hubo algo más. Si hay algo por lo que se rige toda organización social, desde las primeras civilizaciones en Sumeria hasta las nuestras de hoy en día, es por el crédito, del latín, verbo credere, tener confianza en resumidas cuentas.

Y el crédito actual, basado en los préstamos de los que tanto hablamos hoy en día, tienen como padres a los judíos. Me atrevería a decir que ha sido la principal revolución en el mundo financiero del dinero. Sin olvidar tampoco el cambio de la numeración romana por la arábiga (que los Árabes trajeron a Europa una vez la “habían cogido prestada” de los Indios), que simplificó los cálculos a los mercaderes italianos de las ciudades estado de los siglos XII y XIII. Todo ello resumido en el Liber abaci de Fibonacci de 1202.

Las matemáticas constituyeron la base (Fibonacci habló sobre cómo calcular intereses, cambio de moneda, contabilidad, etc.) para lo que hoy en día son las finanzas. Las ciudades estado italianas (la Pisa de Fibonacci, Florencia, Genoa, Venecia, etc.) eran el campo ideal para aplicar innovaciones financieras (lo que hoy en día serían las hipotecas subprime, préstamos inversos o swaps de divisas).

Empresario dando la mano
Los judíos fueron rechazados desde el comienzo en muchos negocios tradicionales | Getty Images

La más importante de esas ciudades estado era Venecia. Es por ello que el Mercader de Venecia de Shakespeare se inspirase en esta ciudad. En esta obra, que data de finales del Siglo XVI, ya se habla de préstamos en ducados, avales necesarios y una compensación por el riesgo (que en la obra de Shakespeare macabremente Shylock, el prestamista, es un trozo de carne) que corre el que presta dinero. Hoy en día lo llamamos interés (nunca mejor denominado algo), cantidad que se paga al prestamista además del principal/nominal.

El comercio marítimo en Venecia (su principal industria) no podía hacerse sin estos préstamos. Los famosos mercaderes y los mecenas. Solo faltaba crear una industria financiera alrededor. Y el prestamista de la obra de Shakespeare, Shylock, no era más que otro de los prestamistas originales, que no fueron otros que los judíos que vivían en Venecia.

Los judíos que vivían en Venecia ya vivían en guettos. Concretamente en el famoso guetto nuevo (hoy reclamo turístico). Tenían que llevar una “O” amarilla en la espalda o como sombrero para identificarlos. Y vivían en guettos por una sencilla razón: realizaban una actividad que a los cristianos se les estaba prohibida: prestar dinero con interés. Hacían préstamos a los mercaderes cristianos cobrando intereses a cambio.

En la siguiente figura muestro el Banco Rosso del Ghetto Nuovo donde residían los judíos prestamistas. Los prestamistas se sentaban en los bancos en estos soportales, de ahí el origen del término Banco que conocemos en la actualidad.

Para los cristianos era pecado cobrar intereses. La iglesia medieval no permitía la usura. Ello impidió durante muchos años el desarrollo de las finanzas en Europa, como pasa en la actualidad en los países musulmanes, como ya comenté en un artículo. La condenación eterna a la que los mercaderes cristianos se exponían por la usura hacía que acudieran a ghettos, para que nadie los viera.

Dante Alighieri en su Divina Comedia ya habló también de una parte “especial” del cielo reservada para los usureros. Se les torturaría. El Deuteronomio tampoco permitía prestar a los judíos con interés, pero esta cláusula solo se aplicaba en caso de prestar a otros hermanos judíos, no a cristianos.

En definitiva, que en este contexto nacieron los ghettos que han arrastrado los judíos a lo largo de la historia. La exclusión social, y la asociación entre los judíos y las finanzas. De las pocas actividades económicas que no se les prohibió a los judíos. En este caso, interesaba incluso que se dedicasen a ello.

Y de aquí también salió la primera gran familia de banqueros de la historia, los Medicis, familia de Florencia. ¿Por qué se empezó a “masificar/industrializar” las finanzas a grandes familias que luego llevó a la creación de bancos más grandes? Fácil. Si prestabas dinero con interés que cubriera los altos riesgos, te marginaban socialmente (¿nos suena la película no?). Así que llegó el momento de inventar los bancos para conseguir una “economía de escala”. Prestar mucho, a muchos clientes, para así diluir riesgos y poder prestar con menor interés. Así no habría *tanta* exclusión social. Y, curiosamente (o no), a la par nacieron las cajas de ahorros, originalmente creadas como instituciones de tipo benéfico (los Montes de Piedad) también en la Italia del siglo XV. Fueron iniciativa de los franciscanos, quienes concedían préstamos sin intereses (recordemos la importancia de la religión).

En definitiva, en la Italia del Siglo XV las finanzas pasaron de los ghettos a los bancos, tomando el nombre prestado del Banco Rosso. Y esta transformación consagró a los Medicis. Y la transformación también llegó a la esfera social. Ya no había rechazo social, sino un nuevo poder (¿nos suena la película?), el poder financiero.

Imagen de billetes de 500€
Las finanzas siempre han sido la especialidad de los judíos | Getty Images

Los Medicis ejercían su actividad sentados en bancos alrededor de una mesa, de ahí que se les llamase banqueros o tabalieri. Empezaron con el cambio de moneda, y llegaron hasta los préstamos, la nueva forma de hacer dinero que comenzaba a verse como actividad económica heredada de los primeros judíos. Que se lo pregunten a las suspensiones de pagos de finales del Siglo XVI que tuvo que afrontar España (los tipos de interés llegaron hasta el 70%, minucias comparado con lo de ahora).

¿Y cómo consiguieron los Medicis esquivar a la iglesia? Con la contabilidad creativa (¿nos suena la película?). Consiguieron crear una contabilidad que esquivase la usura de pecado: en lugar de conceder préstamos con intereses, condecían préstamos camuflados en cambios de moneda, cosa que la iglesia no prohibía. No había interés, sino una comisión que se ganaba por convertir de una moneda a otra. A mayor periodo de adelanto de dinero en monedas a un comerciante, mayor era la comisión.

Descentralizaron sus préstamos, diversificaron a quién prestar. Pasaron de Florencia, a Venecia y Roma. Aumentó la magnitud de las operaciones, permitió reducir los riesgos, y así los costes de los prestatarios. Es decir, se produjo una evolución de los judíos de los ghettos a los Medicis, que son la base de los bancos actuales.

Que los judíos de Israel (judíos hay por todo el mundo en su diáspora particular) no estén teniendo conductas apropiadas (por decirlo finamente) ahora con el conflicto árabe-israelí, no exime de alabar lo que han hecho a lo largo de la historia. No mezclemos las ideas. El odio no se arregla con más odio.