Imagen de secuestro

El dilema moral de los pagos por rescates

¿Salvar la vida de los rehenes actuales o prevenir futuros secuestros mostrando firmeza en no pagar rescate alguno?

Un dilema es un problema con dos soluciones. Qué bien, ¿no? No tanto, ya que ninguna de las soluciones es totalmente aceptable. Y dentro de los tipos de dilemas, encontramos los morales, dilemas que ponen en juego las normas por las que se rige la conducta de alguien acorde a la sociedad y a sí mismo.

Son los dilemas que más me fascina su estudio. No son nada triviales, pese a la excesiva banalización que se les otorga en los medios de comunicación y en la sociedad en general a muchos de ellos. Y uno de los dilemas morales actuales es el tema del pago en rescates a ciudadanos por parte de los estados.

Hablé hace tiempo sobre el secuestro de los tres cooperantes españoles Alicia, Albert y Roque. Finalmente, el pasado agosto, fueron liberados Albert y Roque, una vez que Alicia había sido liberada meses atrás por motivos de salud.

En los últimos años, el narcotráfico como actividad lucrativa de todas las mafias y terroristas de Al Qaeda ha dejado paso al triste, sucio y también muy lucrativo negocio de los secuestros (de occidentales, básicamente). ¿Por qué occidentales? ¿Y por qué generalmente de la Europa Continental? Porque son los que pagan por rescates.

Ahí entra el dilema: ¿Salvar la vida de los rehenes actuales o prevenir futuros secuestros mostrando firmeza en no pagar rescate alguno? No hay soluciones fáciles a este juego. Sería interesante analizarlo desde la perspectiva de la Teoría de Juegos.

Ante este dilema moral, me salen dos preguntas:

1. ¿Deberían los gobiernos pagar los rescates?
2. ¿Son las caravanas solidarias tan eficaces como sus organizadores afirman?           

El precio del rescate

España (pese a tratar de crear una cortina de humo al respecto por parte del gobierno) pagó a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM en adelante) 7 millones de euros por la liberación de Roque y Albert. 

Además, el acuerdo para el rescate también incluía la liberación para Omar the Sahraoui, un líder de AQIM con experiencia en el trabajo de campo de dicha organización, esto es, el contrabando y los secuestros. De hecho, estaba en prisión por ser el cabecilla del secuestro de Alicia, Albert y Roque. Además, sin confirmación oficial, pero al parecer también otros tres militantes de AQIM fueron liberados.

En definitiva: El pago del rescate ha sido caro. No se le ha dado ninguna lección moral a AQIM y encima se le ha dotado con 7 millones de euros más para extender sus garras (bueno, el importe aparentemente es bruto, ya que AQIM recibe solo un tercio de dicha cantidad, el resto quedándose entre los múltiples intermediarios). De hecho, ya se está extendiendo por nuevos territorios de África, pasando desde Mauritania y Mali, hasta Burkina Faso.

Además de ser caro, el Gobierno tampoco da mayores explicaciones. Zapatero simplemente agradeció a los servicios de inteligencia españoles y a los gobiernos africanos de la zona y no permitió preguntas a los periodistas (dificultando aún más la transparencia que tanto necesitamos).

Todo ello está llevando a una escalada de tensión, no solo entre los ciudadanos españoles, sino también entre las naciones africanas que luchan para acabar con el terrorismo de AQIM. 

Argelia es uno de los más fervientes, siendo uno de los países (entre africanos y árabes) que mayor iniciativa está llevando adelante para reclamar a cuerpos internacionales como la ONU o la Unión Africana que prohíba realizar pagos a organizaciones que extorsionan o secuestran (AQIM y al-Shabab en Somalia especialmente). Proponen sanciones para los países que sí negocien y paguen rescates.

Esta idea de prohibir fue discutida este verano en una sesión del Consejo por los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. A principios de este 2011 se tomará una decisión. Francia es uno de los países que más está luchando contra esta prohibición, dado que ha sufrido bastantes secuestros (tanto negocio en África es la razón). 

AQIM en Mali acaba de poner precio a cinco rehenes franceses: liberación de varios militantes islámicos en cárceles franceses, anular la prohibición de llevar el burqa en espacios públicos y el pago de 7 millones de euros. 

Francia contra la espada y la pared, ya que dentro de su política híbrida, este verano, en un intento militar por liberar a un cooperante de 78 años, vio como tras el fracaso de la operación, AQIM ejecutaba al rehén.

Ayer era noticia el secuestro de otros dos cooperantes franceses en Niamey, capital de Niger. Francia ya estaba inmersa en una negociación para liberar otros cinco ciudadanos retenidos por AQMI. Hoy se anuncia que han sido encontrados muertos (al parecer antes del cruce de fuego habido entre supuestos miembros de AQIM y las fuerzas de Niger y Francia).

Los últimos acontecimientos exponen cómo el secuestro de extranjeros está creciendo en el Sahel de África (Argelia, Niger, Mali y Mauritania). Hay dos formas de afrontar los secuestros de ciudadanos por parte de las autoridades:

1. Postura anglosajona: EEUU y Reino Unido no negocian el pago de rescate alguno por sus ciudadanos. Linda Norgrave era una cooperante británica que murió en septiembre por una granada lanzada por un soldado de EEUU en el rescate. Nunca se negoció su rescate.

2. Postura europea-occidental: pago del rescate. Salvo Francia (que no tiene una política tan rígida como pagar sí o sí), el resto de naciones como Italia, España o Alemania son de los países que están desembolsando millones para salvar la vida de sus ciudadanos.

Imagen de dinero de rescate
Proponen sanciones para los países que sí negocien y paguen rescates | Getty Images

Según algunos estudios realizados, AQIM, desde 2003, ya se ha embolsado entre 50 y 70 millones de euros. Desde el año 2003, han secuestrado a 47 occidentales. Hasta 2009, AQMI siempre había llegado a acuerdos para liberar a sus rehenes. Pero entonces, el gobierno laborista de Gordon Brown se negó a cumplir lo exigido a cambio del turista británico Edwin Dyer. AQMI lo ejecutó (se dice que murió decapitado). Nunca se ha hallado el cadáver.

Es el resultado del movimiento hacia el sur de las facciones islámicas del continente africano. Tradicionalmente habían actuado más en la zona norte (Argelia, Túnez, Egipto, etc.). 

De hecho, su líder (Mokhtar Belmokhtar es argelino, ahora conocido como Belaouer, que en francés argelino significa tuerto, dado que perdió un ojo luchando contra los soviéticos en la guerra en Afghanistan de los 80).

Ahora se extienden más hacia el sur, llegando a zonas ricas en sal, rutas comerciales o de extracción de oro, lo que dificulta el comercio de las mismas. Es por ello, que gobiernos como el de Malí (rica en minas de sal y de oro), trabajan duro para terminar con esto.

El “precio” del rescate por ciudadano está entre los 5 y 7 millones de euros. En 8 diferentes secuestros habidos desde 2008 hasta abril del 2010, 18 millones de euros han sido destinados a pagar rescates a los intermediarios de Al Qaeda (recordemos que se llevan una tajada considerable) para liberar ciudadanos de España, Canadá, Italia, Francia, Suiza, Austria y Alemania.

¿Y qué se puede hacer para evitar tener que incurrir en el dilema moral de si adoptar la postura anglosajona o la europeo-occidental? Como siempre, muchas veces es mejor prevenir que lamentar.

EEUU y la Unión Europea están invirtiendo millones en ayudar a las fuerzas antiterroristas en la región del Sahel para luchar contra Al-Qaeda (donde campan a sus anchas hasta 200 insurgentes). Además, muchos ciudadanos y empresas que viajan a estos países están empezando a contratar seguros contra secuestros.

Sobre las caravanas solidarias

La ONG Acción Solidaria viajaba entre Nouakchott y Nouadhibou en Mauritania. En agosto fue noticia bastante comentada la utilidad real de las caravanas solidarias. El dilema en este caso: ¿Hay que mantener las caravanas solidarias que reparten ayuda a países pobres o se trata de un método desfasado y poco eficaz? Buena pregunta.

Según Francisco Rey, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), el impacto de estas caravanas en el desarrollo de los países pobres es bajo. La relación entre costes y beneficios es baja.

Otros cuestionan incluso el fondo del asunto. Hay que cambiar la idea de la cooperación tal y como la entendemos hoy. Es mucho más rentable cambiar la estructura propia de los países del Tercer Mundo para así ayudar a su desarrollo. No me des el pescado, pero enséñame a pescar que diría alguno. 

Voluntario de una ONG
Hay quienes cuestionan las caravanas solidarias | Getty Images

Quizá no sea cuestión de donar o cooperar más, sino de robar menos. Ojo, que tampoco no todo es tan simple como que Occidente roba el coltán, la bauxita o el petróleo a los africanos. 

También existen genocidas locales que no se alinean con nadie, ni con Occidente ni con Oriente, sino que buscan su propio beneficio y sus propias fortunas. Hace 50 años tenía sentido redistribuir los bienes. Hoy en día con la globalización la estructura es otra.

La injusticia ha alcanzado un plano social. La solución no va por mover dinero o materiales de un sitio a otro, sino por crear soluciones que cambien las cosas. La innovación social va por ahí, intentar regenerar sectores enteros.

Todas las ONGs, incluida Médicos sin Fronteras, han realizado o realizan caravanas solidarias. Yo sí creo que sea un tanto anacrónico ayudar a estos países vía acción humanitaria, es decir, vía el traslado de materiales y productos para la población. Esto es útil cuando se trata de afrontar una situación de emergencia, como las tragedias de Haiti, Chile, Rusia, Australia o Pakistan con lo que se ha cerrado un 2010 trágico.

La acción humanitaria actual carece de profesionales (formación en previsión de riesgos, política de seguridad, previsión de las necesidades de la población que pretenden ayudar). Alicia Gámez es funcionaria de juzgados y Albert Vilalta y Roque Pascual empresarios. Acumulaban experiencia por su participación en varias ediciones de la caravana, pero no estamos hablando de profesionales de la cooperación.

Hace falta crear en España un tejido de empresas sociales, que facilite el emprendizaje social con un fin no meramente económico, que permita la profesionalización de estas actividades. No por ello quito importancia al espacio que ocupan las ONG (29.000 entidades sociales sin ánimo de lucro trabajan en la actualidad en nuestro país).