Niña enfadada con el dedo levantado

Autocontrol emocional en niños

Una de las herramientas necesarias en la educación de los niños, más aún en los tiempos de la inmediatez

Educar a los niños no es tarea fácil. Implica ayudarles a incorporar una serie de herramientas y modelos de comportamiento que les convertirán en personas autónomas en un futuro. Una de estas herramientas necesarias en la educación de los niños es el autocontrol emocional, aunque puede ser algo difícil de aprender en una época donde reina la inmediatez, incluso entre los adultos.

La mejor manera de educar en el autocontrol emocional es hacerlo desde el principio, enseñándoles que hay que saber esperar, pero en los casos que el niño hace rabietas de manera habitual y no parece tener nada de autocontrol, también  se pueden hacer una serie de ejercicios que ayuden al niño a calmarse él solo e incluso a ser consciente de cuándo va a estallar para intentar detenerse antes.

Enseñarles a esperar

Que los niños aprendan autocontrol emocional no solo nos hará la vida más fácil a nosotros como adultos, sino que es indispensable que sepan gestionar sus emociones de forma autónoma, entrenar la tolerancia a la frustración o evitar comportamientos impulsivos, como pegar a otros niños o romper cosas cuando se enfadan.

El autocontrol también ayuda a la capacidad de concentración, tanto en tareas académicas como laborales,  y a tener constancia y disciplina, siendo así capaz de hacer incluso tareas que puedan parecer aburridas, pero que forman parte de los deberes como ciudadano.

Si no se trabaja desde edades tempranas,  la falta de autocontrol emocional puede derivar en problemas más graves, como ansiedad, comportamientos impulsivos (agresividad, comer mucho…) o incluso adicciones. No es un trabajo sencillo, ya que demanda de un gran trabajo de la corteza prefrontal, un área del cerebro que en la infancia todavía no ha acabado de madurar.

El ejemplo de los padres

En la etapa de infantil los niños son como pequeñas esponjas que aprenden todo lo que ven. Casi todos los aprendizajes que harán en estas edades tempranas será a través de la imitación, y esto puede ser una arma de doble filo.

Si los pequeños nos ven perder los nervios a menudo, ya sea con él o ella o en otros contextos, lo más seguro es que el niño o la niña también muestre una falta de autocontrol. Por ejemplo, si estamos conduciendo y nos ven dar golpes al volante y gritar porque hay un atasco, posiblemente ellos copiarán esta conducta la próxima vez que suceda algo que no les gusta. Debemos representar justo lo que deseemos verles aprender de nosotros.

4 señales que nos indican un niño con falta de control emocional

Hay una serie de señales que pueden ser indicativas de que a nuestro hijo o hija le hace falta trabajar el control emocional. Para que estas señales sean indicativas de la falta de control emocional, tienen que repetirse a lo largo del tiempo y no ser actitudes que se dan poco a menudo, ya que los pequeños pueden tener cambios de comportamiento en determinadas circunstancias, como por ejemplo que estén enfermos.

Niño llorando
La mejor manera de educar en el autocontrol emocional es hacerlo desde el principio | Getty Images

1. Exigen ser el centro de atención constantemente

Los niños son egocéntricos y quieren que los padres les presten atención a todas horas, pero como es evidente, esto no es posible. La mayoría de niños acaban aprendiendo que en ciertos momentos las madres y los padres no pueden atenderlos, como cuando estamos hablando con otra persona o estamos preparando la cena, pero hay algunos niños que muestran más dificultades en el autocontrol emocional y se enfadan o molestan cuando no consiguen atención.

2. Muestran conductas caprichosas

Esta es una de las señales más evidentes de la falta de autocontrol emocional. Seguro que a muchos os sonará esta escena: estáis paseando y vuestro hijo o hija os pide un globo en forma de Spiderman, a lo que vosotros le contestáis que no y entonces empieza a llorar, gritar y patalear para conseguirlo.

3. Tienen dificultades para mantener la concentración

La concentración y el autocontrol emocional se van desarrollando a medida que el niño madura cognitivamente, y evidentemente es normal que un niño de dos años aguante menos rato haciendo la misma actividad que su hermanito de 6. Se estima que para un niño de 2 años, la capacidad de atención es de unos 6-7 minutos, 8-9 minutos para uno de 3 años, 12 minutos para los de 4 años y 14 minutos para los de 5. Los adolescentes y los adultos tienen una capacidad de concentración de aproximadamente unos 20 minutos.

4. Le cuesta respetar los turnos de palabra o los tiempos de actividad

Cuando tenemos un niño o una niña que interrumpe constantemente a los demás cuando están hablando, o no es capaz de esperar sentado o sentada en su silla 5 minutos antes de empezar una actividad, podría ser indicativo de una falta de autocontrol emocional.

¿Qué puedo hacer para trabajar el autocontrol emocional en niños?

El consejo principal es tener mucha paciencia y constancia, ya que tal y como hemos explicado, nosotros seremos el principal modelo a seguir del que los pequeños sacaran sus modelos de conducta. Es importante no prestarles atención mientras están teniendo una rabieta y mantenernos calmados, ya que la atención es un gran reforzador para los niños.

También podemos establecer pequeñas metas con los pequeños en función de los cambios que queremos que se produzcan. Estas metas deben ir adaptadas a su edad y nivel de autocontrol, e intentar no querer avanzar más rápido de lo que el desarrollo cognitivo del niño pueda conseguir para no frustrarlo a él ni frustrarnos nosotros. Por ejemplo, para un niño de 4 o 5 años podemos establecer como meta no pelear con sus hermanos u otros niños, o no interrumpir a los adultos cuando están hablando.

Una manera de trabajar el autocontrol emocional en los niños, por ejemplo en el caso de no interrumpir a los adultos cuando hablan, sería enseñarles a identificar cuando existe una conversación y que, en caso de que quieran algo pueden acercarse y  poner la mano encima de nuestro brazo para hacernos saber que necesitan decir algo. Nosotros les ponemos la mano encima del brazo como señal de que sabemos que están ahí y les atenderemos cuando podamos.

Madre regañando a su hijo
Casi todos los aprendizajes que harán en estas edades tempranas será a través de la imitación | Getty Images

Debemos recordar que no debemos ceder una vez hemos tomado una decisión.  Por ejemplo, si el niño o la niña está teniendo una rabieta porque quería un caramelo, es importante manteneros firmes y no dárselo aunque llore, así aprenderá que no puede conseguir lo que quiera con enfados y lloros.

2 técnicas de autocontrol emocional para niños

Cuando ya nos encontramos ante un niño con muchas explosiones emocionales, debemos buscar estrategias que puedan ayudarle a regularse él solo antes de tener que intervenir nosotros con castigos. Estas técnicas utilizan imágenes mentales para que el niño o niña pueda detectar cuándo va a comportarse de manera inadecuada y podrá detenerse a tiempo.

El volcán

Este ejercicio para trabajar el autocontrol emocional consiste en imaginarse a sí mismo como un volcán, con toda su fuerza y energía, y explicarle que a veces los volcanes también se descontrolan y entran en erupción, pero que cuando sucede puede hacer daño a su entorno. La idea es que el niño aprenda a reconocer las señales de la ira y el enfado, asociándolas con la lava caliente y la erupción. De esta forma podrá detenerse antes de llegar al punto de no retorno.

El semáforo

Esta técnica para trabajar el autocontrol emocional es muy eficaz para aquellos niños que son menos conscientes de cuándo van a tener una actitud disruptiva. Se trata de un ejercicio muy sencillo basado en un feedback rápido sobre el comportamiento que pueda estar teniendo. El objetivo final del ejercicio es que el niño acabe identificando las señales que indican que va a perder el control para que sea él mismo quién se regule sin nuestra intervención.

Para poner en práctica esta técnica necesitaremos unas cartulinas de color rojo, naranja y verde, como un semáforo. Tendremos que explicarle cómo funciona un semáforo para que conozca el significado de cada color. La roja será para detenerse porque la situación se ha salido de control o está a punto de hacerlo, la naranja la usaremos para indicar que debe analizar qué le sucede y por qué se siente así, y la verde señala que debe pensar en cuál es la mejor manera para expresar lo que siente. Al principio será necesario tener las cartulinas a mano, pero a medida que se utilice la técnica podremos decir únicamente el color.

Un último consejo... ¡muy importante!

Por último también debemos recordar que es importante reforzar positivamente las actitudes de autocontrol emocional que los niños vayan mostrando, de manera que las vayan repitiendo. Igual que evitaremos caer en el refuerzo negativo y decirle cosas como que si deja de llorar le daremos una galleta, sí que buscamos que el niño asocie el autocontrol emocional a consecuencias positivas por parte de los adultos.

El refuerzo no tiene por qué ser un premio físico, como comprarle un helado o un juguete nuevo (de hecho casi mejor que no), sino que puede ser simplemente hacerle saber que te has dado cuenta de que ha conseguido hacer un trabajo de autocontrol emocional y que lo valoras muy positivamente, acompañado de un beso, un abrazo o una caricia. Muy a menudo un gesto de cariño por parte de los padres o educadores transmite más a los niños que todos los helados del mundo.