Una mano sosteniendo un teléfono inteligente con la pantalla de ingreso de código de acceso iluminada.
SOCIEDAD

Un 85 % de los españoles usa sus dispositivos en la cama

Utilizar el teléfono en la cama supone un riesgo para nuestro ciclo del sueño.

Seguramente alguna de las últimas noches –si no todas ellas– has dedicado al menos media hora a revisar tus redes sociales cuando ya estabas en la cama, poco antes de quedarte dormido. O quizá optaste por ver una película de Netflix en tu tablet. O a lo mejor te llevaste el portátil a la habitación para responder un par de correos electrónicos y adelantar algo de trabajo antes de irte a dormir. Sea como sea, no eres la única persona que tiene este hábito.

Se estima que un 85 % de los españoles y españolas usa sus dispositivos en la cama con frecuencia. Lo cierto es que nos hemos acostumbrado a mirar el móvil de forma casi continua, y es habitual que lo consultemos incluso cuando caminamos por la calle. Cinco minutos sin prestar atención a la pantalla del teléfono pueden parecer una eternidad si no tenemos nada más que hacer. Y el rato previo a quedarnos dormidos es ideal para esto.

Usar el móvil en la cama puede afectar a la calidad del sueño

Diferentes estudios nos alertan de un empeoramiento en la calidad de nuestro sueño si utilizamos el móvil en la cama poco antes de irnos a dormir. Para comenzar, nos mantiene activos disfrutando con nuestras apps favoritas, lo que retrasa la aparición del sueño y puede hacer que durmamos menos horas. Pero, además, el brillo de la pantalla en sí mismo tiene un efecto negativo para la conciliación del sueño.

Cuando nuestros ojos detectan una fuente de luz como la pantalla del móvil, nuestro cerebro tiende a interpretar que todavía nos encontramos en un horario diurno, lo que retrasa la producción de melatonina en nuestro cuerpo. La melatonina es una hormona que desempeña un papel fundamental en la conciliación del sueño, y por eso en España se están vendiendo cada vez más suplementos de melatonina para compensar esta carencia.

Los riesgos para nuestra privacidad se multiplican en la cama

Además, usar el teléfono en la cama –o una tablet, o un portátil– puede presentar serios riesgos para nuestra privacidad y la de nuestra pareja. Si nuestros dispositivos están infectados con malware, un ciberatacante podría acceder a la cámara o el micrófono integrados y vernos u oírnos mientras estamos en la cama. Dependiendo de lo que estemos haciendo, el ciberatacante podría usar después este contenido en su propio beneficio.

Una persona sosteniendo un móvil donde está abriendo la aplicación TikTok

Desde la distribución de materiales sexuales no autorizados hasta el chantaje y la sextorsión, los hackers tienen múltiples formas de monetizar los contenidos robados de esta manera. Por eso se recomienda mantener nuestros sistemas operativos libres de malware y utilizar un router con VPN para proteger la conexión a internet de todos los dispositivos de la casa, también los asistentes virtuales como Amazon Echo, que pueden verse todavía más expuestos.

El peligro de la sobrecarga de las baterías

Un peligro añadido de usar el teléfono en la cama es la sobrecarga de la batería, que puede conducir a incendios y otros accidentes inesperados. Una batería de 4500 mAh, puede incendiarse de forma repentina si sufre daños en su estructura, y el riesgo se agrava si permanece conectada durante toda la noche. De ahí que sea mejor idea cargar el móvil al completo y desenchufarlo antes de irnos a dormir.

El riesgo de estos accidentes se dispara en el dormitorio debido a la gran cantidad de elementos inflamables que suelen rodear el teléfono. En ocasiones, ni siquiera es necesario que el móvil entre en combustión. Si tenemos un teléfono viejo cuya batería se sobrecalienta en exceso durante la carga, puede incendiar las sábanas de poliéster o de algodón simplemente dejándolo sobre ellas mientras lo cargamos.

Te mereces un tiempo de desconexión

Más allá de estos riesgos –alteración del sueño, problemas de privacidad, posibilidad de incendios–, la cantidad de tiempo que pasamos pegados al móvil día tras día es excesiva a todas luces. Relajarnos durante una o dos horas en la cama antes de irnos a dormir puede ser una excelente excusa para desconectarnos del móvil por un rato y poner en orden nuestros pensamientos, charlar con nuestra pareja, o disfrutar de un buen libro.

Sea como sea, la ciencia es clara y nos recomienda dejar el teléfono a un lado poco antes de irnos a dormir. Podremos disfrutar del sueño durante más tiempo, reduciremos el riesgo de sufrir un accidente, y no correremos el riesgo de que un ciberatacante espíe nuestros momentos más íntimos. Tenemos muchos ratos del día que son ideales para consultar el móvil o la tablet, pero las horas previas a irnos a dormir no son uno de ellos.

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