
Vecinos de Barcelona se organizan para luchar contra la oleada de okupaciones
Un colectivo vecinal denuncia la proliferación de narcopisos y la consiguiente degradación del barrio
La okupación de viviendas en Barcelona y en Cataluña se ha convertido en un problema creciente. En el barrio Gòtic, por ejemplo, los vecinos se han visto obligados a organizarse para hacer frente a este fenómeno. A través del colectivo ‘femGòtic’, los residentes han denunciado la proliferación de okupaciones ilegales, muchas de las cuales terminan siendo narcopisos.
El comunicado de los vecinos describe una situación insostenible. “Cada vez hay más ocupaciones ilegales en el barrio y muchas acaban siendo narcopisos. Están destrozando la convivencia”, afirman. A pesar de los esfuerzos de la policía, en muchos casos “no pueden hacer nada” debido a las limitaciones legales y operativas. Esta impotencia ha llevado a los residentes a tomar cartas en el asunto. Se han comprometido a vigilar el barrio, hacer caceroladas y avisar rápidamente a las autoridades en cuanto detecten alguna irregularidad:
El colectivo resalta que la clave para hacer frente a la okupación es la unidad. "Lo importante es que estemos unidos y que sepan que en el Gòtic no lo vamos a poner fácil". Este sentimiento de resistencia comunitaria está creciendo en muchos barrios de Barcelona, donde los vecinos han perdido la paciencia con la inacción de las autoridades.

La realidad de la okupación
El problema de la okupación en Cataluña está lejos de ser un caso aislado. De acuerdo con los últimos datos del Ministerio del Interior, Cataluña lidera el ranking de ocupaciones en España, con un alarmante 72% de las detenciones por allanamiento.
En 2023, 23 ocupaciones diarias fueron reportadas en toda la región, lo que refleja una tendencia al alza en los últimos años. Esta cifra ha generado preocupación, ya que gran parte de los detenidos son extranjeros. Esto pone otra vez de manifiesto una proporción creciente de casos vinculados a la inmigración ilegal.
Frente a este aumento de ocupaciones, los vecinos de Barcelona y otras ciudades catalanas exigen cambios legislativos que refuercen el poder de la policía y protejan los derechos de los propietarios. Mientras tanto, los colectivos vecinales siguen tomando medidas para defender su seguridad y la convivencia, en un contexto de creciente desconfianza en las instituciones.
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