
La CUP no se arrepiente de enviar al hospital a un militante de Aliança Catalana
Denuncian una persecución ideológica y aplauden el acoso político a otras formaciones
Cinco meses después de la agresión a un simpatizante de Aliança Catalana en Barcelona, los militantes de Arran (juventudes de la CUP) siguen sin mostrar arrepentimiento. El ataque ocurrió en enero, cuando un grupo de activistas cupaires atacó una carpa informativa de AC en el barrio de Les Corts.
Durante el altercado, un simpatizante de AC fue empujado y cayó de espaldas, resultando herido de gravedad y necesitando atención hospitalaria. A pesar de la gravedad de la agresión, los atacantes se jactan públicamente de su acción y la reivindican como una lucha antifascista.

El pasado lunes, diez de los trece militantes imputados por la agresión declararon en la Ciudad de la Justicia de Barcelona. Fueron acompañados por un grupo de simpatizantes que exhibió una pancarta con el mensaje: “Tumbemos a Aliança Catalana, tumbemos a la extrema derecha”. Desde Arran rechazaron cualquier autocrítica y denunciaron una “persecución ideológica”.
El abogado de los encausados aseguró que las lesiones fueron mínimas y que, en todo caso, se trataría de un delito leve. Los acusados enfrentan cargos por daños, robo con violencia, lesiones leves y coacciones agravadas por delito de odio:
Blanqueamiento mediático
Por su parte, Aliança Catalana ha condenado enérgicamente la agresión y denuncia que la CUP y sus grupos afines blanquean la violencia. Critican que medios vinculados al independentismo presenten los hechos como simples “incidentes” o “enfrentamientos”, y lamentan que se minimice que un militante fue hospitalizado.
Este episodio pone de manifiesto una situación que viene siendo muy habitual en Catalula: el acoso de la izquierda a otras formaciones políticas en nombre del antifascismo. El caso de Aliança Catalana es el más grave porque una persona tuvo que ser hospitalizada. Ahora bien, el acoso y hostigamiento de la CUP a otras formaciones ha sido constante y variado.
Además de agresiones e insultos a militantes y carpas informativas, las juventudes de la CUP han protagonizado toda clase de actividades de violencia simbólica. Desde organizar juegos de "dispara al facha" con la imagen de políticos hasta tirar cócteles molotov a muñecos de los Mossos d'Esquadra y vandalizar sedes de partidos políticos. Los ejemplos de tolerancia y blanqueamiento hace estas actitudes agresivas han sido una constante de la Cataluña procesista.
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