POLÍTICA

El apuñalamiento de un profesor expone el fracaso del buenismo en Cataluña

El sistema educativo catalán da puntuales muestras de su colapso: ahora, con las agresiones a los profesores

La agresión con arma blanca a un profesor en el Instituto Escuela La Mina, en Sant Adrià, ha vuelto a evidenciar una realidad alarmante. La violencia en las aulas ya no es un caso aislado, sino un síntoma de una crisis más profunda. En Cataluña, el 'buenismo' institucional ha dejado a los centros educativos sin herramientas reales para afrontar una situación insostenible.

La agresión ocurrió el pasado martes y, tres días después, profesores, familias y vecinos se concentraron para denunciar la falta de seguridad. La comunidad educativa exigió medidas urgentes, tanto físicas como psicológicas, para garantizar su bienestar. Docentes y trabajadores aseguran sentirse vulnerables y desamparados.

Lo más preocupante es que el profesorado denuncia un clima de amenazas constantes, insultos y agresiones. Es decir, no es solo una cuestión puntual. Según los propios docentes, trabajar en algunos centros de Cataluña se ha convertido en una actividad de riesgo. Asistimos a otro de los efectos negativos del modelo pedagógico vigente.

Estudiantes sentados en un aula, algunos tomando notas y otros conversando, con un estuche de lápices verde sobre el escritorio.

De hecho, la directora del centro, Marta del Campo, habla de una pérdida generalizada de respeto hacia el profesorado. Sostiene que el proyecto educativo está consolidado, pero que las agresiones han sembrado el temor. Asegura que la comunidad educativa está emocionalmente afectada, más si tenemos en cuenta que el profesorado es un sector que ya presenta altas tasas de malestar psíquico y mental derivado de su labor.

A pesar del acompañamiento psicológico que la dirección del centro agradece, la mayoría del claustro se siente abandonada. Los profesores alertan de que ya no es un centro el que está en peligro. La violencia se extiende por distintos institutos de Cataluña, especialmente en barrios con altos índices de vulnerabilidad.

Otra cara del colapso

Este nuevo episodio pone en duda por la vía de los hechos el enfoque oficial de las políticas educativas. Son los propios docentes los que denuncian que los discursos de tolerancia se imponen a la realidad de los centros. Es un claro ejemplo de lo que ocurre cuando la ideología pedagógica se sitúa por encima de la realidad educativa.

Y la agresión al profesor en La Mina, como explican los docentes, no es solo un hecho aislado. Por su parte, el silencio institucional ante estos hechos solo alimenta la sensación de abandono. Como resulta evidente para padres y profesores, las autoridades públicas no se separan de un discurso políticamente correcto y que alimentan por necesidad electoral.

En este sentido, uno de los ejemplos más sangrantes lo vimos con el anterior Govern de ERC, cuando salieron los resultados PISA y catalán. Como muchos recordarán, el Govern dijo que los malos resultados se debían a un exceso de alumnos nouvinguts en la muestra. A los pocos días, tuvieron que recoger cable y cambiar de discurso. 

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