2023, el año del estallido de la inseguridad en Cataluña
El auge de la delincuencia en Cataluña se ha hecho palpable este 2023 en las calles de varios municipios, con la consiguiente alarma por parte de sus ayuntamientos
Ni es una cuestión nueva ni va a menguar con el paso del tiempo, pero 2023 ha sido el gran año de la inseguridad en Cataluña. Durante este año, del cual afrontamos ya los últimos compases, han sido decenas las noticias relacionadas con episodios de violencia callejera, okupaciones u otros delitos incluso de mayor gravedad. 2023 se ha convertido en el año del hartazgo; o al menos, de empezar a plantar cara.
A corte de ejemplo, en la ciudad de Barcelona, la inseguridad ha marcado este 2023 registros históricos. Esta misma semana conocíamos que casi un 28% de los barceloneses consideran la delincuencia el problema más grave en su ciudad.
Cabe recordar, por ejemplo, que el balance del Ministerio del Interior de enero a septiembre de 2023 reflejó un aumento del 12% en infracciones penales en la ciudad. Especial preocupación provocaban los datos de agresiones sexuales con penetración, que crecían un 51,4% con respecto a 2022. No cabe duda de que los datos asustan.
Los ayuntamientos, hartos de la inseguridad en sus calles
Han sido varios los ayuntamientos, con alcaldes de distintos colores al frente, los que han comenzado a decir ‘basta’ ante estos problemas. Junto a la inseguridad, la problemática de la inmigración irregular es uno de los asuntos que más preocupa a la ciudadanía. Pese a que la mayor parte del aparato mediático catalán se esfuerce en distinguir ambas cuestiones, la realidad ya ha caído por su propio peso en casos como el de Calella, de hace tan solo unos días.
Como esta localidad de la comarca del Maresme, han sido muchas otras las que han protagonizado episodios similares. Molins de Rei, Badalona, Manresa o Figueres son solo cuatro ejemplos más donde la inseguridad ha tomado el protagonismo y ha obligado a actuar a las autoridades. El problema es general, con un aumento de la delincuencia en Cataluña según los últimos datos, pero los casos citados son flagrantes.
Calella, el ejemplo más reciente y rotundo
Si hay un caso que reside en nuestra memoria por haber acontecido de forma muy reciente, este es el de Calella. La convivencia en este municipio del Maresme se ha visto completamente afectada por la presencia en sus calles de 11 delincuentes multireincidentes, en libertad pese a incontables detenciones. Se trata de jóvenes extutelados por la Generalitat que acumulan más de 260 detenciones desde el mes de mayo.
Los últimos incidentes registrados hablan por sí solos. La quema de un piso, que obligó a desalojar a 35 vecinos, o la brutal agresión a Mossos d’Esquadra con bates de béisbol y objetos punzantes. Peleas originadas sin razón alguna, robos y atracos son algunos de los delitos que el grupúsculo comete comúnmente en las calles de esta localidad.
Desde 2018, Calella acoge a 70 menores inmigrantes no acompañados. Ahora que ya son mayores de edad, 11 de ellos se han convertido en “auténticos delincuentes multireincidentes”, en palabras de su alcalde, Marc Buch. Él mismo situó la polémica en el centro de la agenda de la actualidad en Cataluña.
Buch pidió la expulsión de estos delincuentes multireincidentes, en unas declaraciones duramente criticadas por los partidos de izquierdas. Pese a ello, todos los alcaldes de Junts del Maresme le dieron públicamente su apoyo. Calella es, pues, la capital del ‘basta ya’ a la inseguridad en las calles de Cataluña.
El caso de Badalona: campaña antiokupaciones de Albiol
En Badalona, Xavier García Albiol hizo de la inseguridad y las okupaciones uno de los pilares fundamentales de la campaña electoral. Tras arrasar en las urnas el pasado mes de mayo y hacerse con el control del consistorio con una mayoría absolutísima, el alcalde badalonense sigue haciendo gala de su contundencia contra este tipo de situaciones.
“Mientras yo sea alcalde de Badalona, el Ayuntamiento se va a preocupar de los vecinos, que no tienen vivienda y que no crean problemas de convivencia”, decía Albiol en sus redes sociales. Y atacaba a los okupas problemáticos: “No vamos a blanquear a los okupas lanzando un mensaje de que tú puedes okupar y hacer la vida imposible al resto de vecinos”.
La política de contundencia frente a estas problemáticas es, pues, uno de los ‘leitmotiv’ del gobierno de Xavier García Albiol.
Molins de Rei, escenario de altercados callejeros
En plenas celebraciones de las fiestas del municipio, entre septiembre y octubre, Molins de Rei fue escenario de brutales episodios de violencia callejera. Los altercados los protagonizó un numeroso grupo de jóvenes encapuchados, que provocó disturbios y daños en varias tiendas de esta localidad barcelonesa. Las imágenes eran realmente alarmantes, con más de 200 jóvenes arrasando todo cuanto encontraban a su paso.
Residentes en varios puntos del área metropolitana de Barcelona, hubo varios detenidos y la situación se pudo reencauzar. Pese a ello, la sensación de absoluta vulnerabilidad ante estas bandas organizadas de jóvenes violentos caló. La sensación de inseguridad, de imposibilidad de parar a un grupo de estas características en cualquier municipio de Cataluña, se ahondó ante lo ocurrido en Molins de Rei.
De Manresa a Figueres, pasando por Vic
Otra ciudad donde la inseguridad y el hartazgo de sus vecinos se ha hecho manifiesto ha sido Manresa. Hace tan solo dos meses, más de 2.000 personas salieron a la calle reclamando poner fin a las situaciones de incivismo en la ciudad. La situación en la capital del Bages ha dado lugar a la formación de una plataforma ciudadana bajo el nombre de ‘Manresa diu prou’.
Políticamente, la tensión en el consistorio es mayúscula. El discurso desenfadado contrario a la inseguridad y a las políticas migratorias vigentes dio entrada al consistorio, con dos concejales, al Front Nacional de Catalunya (FNC). Además, Junts —en la oposición del gobierno de ERC, PSC e Impulsem— ha hecho de estas cuestiones un elemento troncal de su discurso.
Como en Manresa, otras ciudades de la geografía catalana han sido —y son— protagonistas de episodios de inseguridad de forma diaria. Vic es un ejemplo de ello, así como Figueres. Sus nuevos alcaldes, Albert Castells y Jordi Masquef, ambos bajo las siglas de Junts, han señalado abiertamente a la inseguridad como el mayor problema en sus ciudades.
Ambas localidades, con una presión migratoria muy elevada desde hace años, sufren a diario problemas de convivencia. El alcalde de Figueres, Jordi Masquef, protagonizaba hace unos días un reproche a TV3, cuando informó sesgadamente sobre el desalojamiento de un bloque okupado en la ciudad, tras meses siendo un auténtico foco de incivismo:
2023 ha sido, pues, el año en el que la inseguridad en las calles se ha posicionado como una preocupación creciente en Cataluña. Pese a ello, la falta de unidad política en el reconocimiento del problema y, mucho menos, la carencia de una estrategia para mitigarlo, auguran un 2024 en el que esta cuestión seguirá su ‘crescendo’ particular. La inseguridad y la violencia callejera son dos ‘leitmotiv’ que marcarán la actualidad en Cataluña durante el año que estamos a punto de abrir.
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