La Seguridad Social va muy en serio: por esto te quitan la pensión de discapacidad

La pensión por discapacidad es un derecho vital para muchas personas. Principalmente para aquellas que debido a una enfermedad o accidente se ven imposibilitadas de continuar con su vida laboral. Sin embargo, esta prestación no es indefinida.

La Seguridad Social establece una edad límite en la que esta pensión deja de ser percibida para convertirse en la pensión de jubilación. Esta edad, generalmente, son los 65 años.

¿Qué ocurre con la pensión por discapacidad al cumplir 65 años?

Al alcanzar los 65 años, la pensión por discapacidad se transforma automáticamente en una pensión de jubilación. Esto no significa que la persona deje de recibir ingresos, sino que la naturaleza de la pensión cambia. A partir de este momento, se aplica el régimen de la pensión de jubilación, que tiene sus propias reglas y montos.

Para la mayoría de los beneficiarios, esto no representa un cambio en la cantidad que reciben. Aunque es importante tener en cuenta que las normativas pueden variar dependiendo del tipo de incapacidad y del historial de cotización del beneficiario​.

Para que haya ese cambio de pensión es preciso que se cumplan una serie de requisitos. Uno de los principales es haber cotizado al menos 15 años al sistema de la Seguridad Social. De los cuales, al menos dos deben haber sido en los últimos 15 años antes de solicitar la jubilación.

Es fundamental que la persona haya estado registrada en el sistema, ya sea como trabajador activo o en una situación asimilada al alta​.

¿Qué tipos de pensiones por discapacidad existen?

Existen diferentes tipos de pensiones por discapacidad, que se conceden en función del grado de incapacidad:

- Incapacidad Permanente Parcial. Cuando la persona no puede realizar su trabajo habitual, pero sí otras tareas. No da derecho a una pensión de jubilación por discapacidad, pero sí a ciertos beneficios fiscales.

- Incapacidad Permanente Total. Impide al trabajador seguir en su puesto, pero le permite desempeñar otras funciones laborales. A los 55 años, si no puede acceder a otro empleo, la pensión se incrementa en un 20%.

- Incapacidad Permanente Absoluta. Impide al trabajador realizar cualquier actividad laboral. En este caso, la persona recibe el 100% de la base reguladora.

- Gran Invalidez. Requiere la ayuda de una tercera persona para las actividades básicas del día a día. Esta pensión puede incrementarse entre un 30% y un 50% en función de las circunstancias​.

Es importante que las personas que reciben una pensión por discapacidad estén informadas sobre cómo afectará la llegada de la edad de jubilación. Aunque la pensión de retirada suele garantizar una continuidad en los ingresos, existen particularidades que influirán en la decisión de optar por una u otra. Por ello, se recomienda consultar con un asesor especializado o con la propia Seguridad Social para entender bien cada situación particular.