
Envejecimiento saludable: la iniciativa global de la OMS hasta 2030
La OMS propone una nueva visión para el envejecimiento, enfocándose no solo en la longevidad, sino en el bienestar integral de las personas mayores hasta 2030
La Organización Mundial de la Salud lleva tiempo avisando: vivir más años está muy bien, pero ¿cómo se están viviendo esos años? Porque cumplir 70 u 80 ya no es raro, lo complicado es que esos años vayan acompañados de calidad de vida. Por eso, desde hace un tiempo, la OMS se ha puesto seria con el tema del envejecimiento saludable y ha lanzado una iniciativa global con un objetivo claro: transformar la forma en la que se entienden, se gestionan y se viven los años de madurez. El plan no es corto ni superficial, tiene fecha fija —2030— y un mensaje muy potente: hay que pasar de hablar de envejecimiento a hablar de bienestar en la vejez.
Un horizonte marcado: 2030 como punto de inflexión
El plan de acción propuesto por la OMS no se limita a declaraciones programáticas; se articula en torno a metas concretas y operativas, con un horizonte temporal claramente establecido: el año 2030. Entre los objetivos prioritarios se encuentra la creación de entornos físicos y sociales que sean verdaderamente inclusivos para todas las edades. De nada sirve prolongar la esperanza de vida si las ciudades, los hogares o los sistemas de transporte se convierten en barreras a medida que se envejece.
El segundo eje de intervención se centra en los sistemas sanitarios. La OMS subraya la necesidad de dejar atrás un enfoque centrado exclusivamente en la enfermedad, proponiendo en su lugar un modelo que contemple a la persona en su integridad: salud física, sí, pero también bienestar mental y emocional, todo ello bajo una atención más humanizada y personalizada.
Otro aspecto crucial es el de los cuidados de larga duración. La organización aboga por abandonar la percepción de estos cuidados como una carga familiar o un lastre para los servicios públicos. El reto es diseñar modelos que garanticen la dignidad de las personas mayores, ofreciéndoles la posibilidad de decidir cómo y dónde quieren vivir, incluso cuando precisan apoyo diario. Esta transformación requiere inversiones, formación especializada y, sobre todo, voluntad política. De ahí que la OMS inste a los gobiernos a legislar con perspectiva gerontológica, a asignar recursos suficientes y a incorporar las necesidades de las personas mayores en todas las políticas públicas.
Prepararse para envejecer con cabeza, parte fundamental del cambio
Aunque los marcos institucionales y las políticas públicas son fundamentales, el envejecimiento saludable también implica una dimensión individual ineludible. La preparación personal es parte sustancial del cambio de paradigma. Adoptar hábitos saludables —como una dieta equilibrada, la práctica regular de actividad física o el mantenimiento de una vida social activa— resulta esencial para afrontar con mayor bienestar las etapas avanzadas de la vida.
Además, conviene no desatender la dimensión económica. La estabilidad financiera constituye un factor clave para garantizar una vejez tranquila y, en este contexto, planificar los ahorros con antelación o contratar seguros específicos puede marcar una diferencia importante. Hoy existen plataformas digitales como este comparador de seguros que permiten comparar pólizas de forma rápida, clara y sin intermediarios, con el objetivo de cubrir ciertas necesidades más adelante: gastos médicos, de sepelio, indemnizaciones por accidentes o fallecimientos prematuros, etc.
Tres ejes estratégicos para transformar el envejecimiento
Para materializar esta visión global, la OMS ha definido tres líneas de actuación fundamentales. La primera es la recopilación y el análisis de datos fiables. Resulta sorprendente que aún existan países sin estadísticas precisas sobre aspectos tan relevantes como el número de personas mayores que viven solas, el acceso a cuidados o las patologías más prevalentes. Sin esta base informativa, cualquier intento de planificación resulta ineficaz.
El segundo eje estratégico es la cooperación multisectorial. La OMS hace un llamamiento expreso a gobiernos, universidades, organizaciones sociales, empresas y ciudadanía para que trabajen de forma coordinada. La mejora de las condiciones de vida de las personas mayores no puede quedar reducida a una competencia exclusiva de las autoridades sanitarias o sociales. Se trata de una tarea colectiva que interpela a todos los actores de la sociedad.
El tercer pilar es la innovación. El desarrollo tecnológico debe orientarse hacia soluciones reales que respondan a las necesidades concretas de las personas mayores. Desde aplicaciones para el seguimiento de la salud hasta herramientas que fomenten la comunicación intergeneracional o el aprendizaje a lo largo de toda la vida, todo recurso es valioso si está adecuadamente adaptado a quienes lo van a utilizar. Es fundamental reconocer la diversidad dentro del colectivo de personas mayores y evitar cualquier aproximación homogénea o estereotipada.
El impacto potencial en las políticas públicas de salud y bienestar
La implementación de esta estrategia podría tener efectos transformadores en múltiples áreas de las políticas públicas. En primer lugar, supondría un cambio de enfoque en la planificación sanitaria, con un peso creciente para las políticas de prevención y promoción de la salud desde edades tempranas. Envejecer con salud es un proceso que comienza mucho antes de la jubilación, y las intervenciones deben diseñarse teniendo en cuenta esta realidad.
En segundo término, la iniciativa podría impulsar una profunda reforma de los sistemas de cuidados. Esto implicaría una mayor inversión pública, el fortalecimiento del apoyo a las personas cuidadoras y una mejor protección de los derechos de quienes reciben asistencia. Reconocer el valor social del cuidado y dignificar su prestación debe convertirse en una prioridad para cualquier sociedad que aspire a ser equitativa y solidaria. Asimismo, podrían producirse avances significativos en ámbitos como la vivienda, la accesibilidad al transporte, la participación cultural o la prolongación de la vida laboral.
Más noticias: