El tesoro más escondido de la ciudad de Barcelona: original y curioso
En el centro comercial Illa Diagonal, en Barcelona, se encuentra un curioso reloj que representa el ‘tempus fugit’
En el corazón de Barcelona se halla un secreto oculto, un hallazgo para los locales y para aquellos visitantes que quieran descubrir rincones únicos de la capital catalana.
Dentro del centro comercial de la Illa Diagonal, se encuentra un reloj que capta la esencia del tempus fugit, es decir, el paso del tiempo. Este no solo marca las horas, sino que encierra en su diseño la reflexión de la fugacidad de la vida.
En este centro comercial se esconde uno de los elementos más originales de Barcelona. Se trata de un reloj que desafía la normalidad y encapsula en sí mismo el concepto del famoso adagio latino tempus fugit, el tiempo huye. Este reloj fue una creación del diseñador Javier Mariscal, surgiendo a conciencia con la inauguración del centro comercial en 1993, por encargo de una conocida compañía de seguros.
Los números de este reloj de Barcelona ‘se escapan’
Todos los números del reloj, excepto el 6, están fundidos en bronce, mientras que el mencionado 6 está hecho en mármol. Una de las características más llamativas de esta obra es la representación literal del tiempo escapando, evidenciada por la colocación de los números. Mariscal explicaba que los números, de diferentes tamaños y formas, parecen descolgados en algunos casos por “un extraño virus que les ha provocado unas transformaciones”.
Esta singularidad se refleja en la disposición dispersa de los números. El tres reposa en la pared derecha, el 6 se sitúa en las escaleras de la entrada, el 9 está fuera del reloj y el 12 reside bocabajo en el techo. Esta obra, creada en la época de Cobi, la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona, invita a reflexionar sobre la fugacidad el tiempo y la relatividad de su percepción.
Barcelona no ha exprimido este monumento
Situado en el número 168 de la calle Numancia, este reloj ha pasado desapercibido en general, recibiendo escasa fama. Sin embargo, su historia y lo que representa es de lo más atractivo.
Quizás sea necesario que Barcelona acoja de nuevo un evento de la envergadura de los Juegos Olímpicos para que recupere la relevancia que tuvo en el pasado. Toda una pena, ya que, en un solo vistazo, aquellos que lo aprecien podrán captar el concepto de la fugacidad del tiempo en una obra única.
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