El pequeño pueblo de Cataluña con nombre sacado de la Biblia e ideal para visitar
Jesús pertenece a la ciudad de Tortosa y sus inicios religiosos hacen de este lugar uno único en la comarca
La demarcación de Tarragona tiene un pueblo con un nombre muy peculiar. Y es que su origen bíblico hace que despierte la curiosidad de todos sus visitantes. Actualmente, forma parte de la Entidad Municipal Descentralizada (EMD) de Tortosa, en la comarca del Baix Ebre y cuenta con poco más de 3.000 habitantes.
Su encanto va más alá de su nombre y se ubica en uno de los mejores lugares del Delta del Ebro. Se trata de Jesús, ubicado muy cerca de la localidad de Roquetes. La tradición religiosa del municipio no se limita solo a su nombre, ya que también lo hace a su historia.
Jesús, un pueblo con mucho legado religioso
El núcleo de Jesús nació alrededor de un convento de franciscanos fundado en 1429. De hecho, este edificio llevaba el nombre que hoy da voz al pueblo, de ahí sus orígenes.
La iglesia parroquial de Jesús tiene una estructura barroca y una clara ornamentación de estilo rococó. Por lo que se convierte en uno de los puntos de interés del municipio.
Asimismo, cerca de la localidad se ubica otro punto mítico en la historia de la localidad. Se trata de la torre del Prior, un conjunto de edificaciones con una torre medieval cuadrada. La Casa Madre de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación y el convento de las Carmelitas Descalzas cierran el círculo bíblico de Jesús.
Todo ello hace que este lugar se convierta en un punto de encuentro para los amantes de la historia. Jesús se ubica en el margen derecho del río Ebro, por lo que las actividades fluviales son otro de los atractivos del lugar.
No es el único pueblo con este nombre
Se da la casualidad de que este pueblo de Tarragona no es el único con este nombre. De hecho, si buscas en el mapa puedes encontrar otro Jesús, esta vez, en las Islas Baleares. De igual forma que el municipio catalán, este núcleo de población se fundó a raíz de una iglesia.
A partir de ahí, las calles, casas y servicios fueron creciendo hasta convertirse en pequeñas localidades en las que vivir cómodamente.
Cataluña esconde múltiples pueblos con encanto en cada uno de sus rincones. Un buen ejemplo de ello es Talamanca, con apenas 200 habitantes y una historia medieval que deja a todos los visitantes sin aliento.
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